«El ser humano es potencialmente mago y alquimista de su propia vida y de la vida en general, sólo que vive desconociendo sus capacidades.»
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Para que la ley de atracción funcione adecuadamente debemos activar la ley de Creación, que es nuestra potencialidad como para crear alrededor nuestro y en nosotros circunstancias cada vez mejores. Por tanto, si nosotros sabemos que esto existe, creemos que puede ocurrir con y en nosotros, y si lo creemos, lo creamos… Focalicemos nuestra atención en el proceso creativo.
Como en la historia del joven mago Potter, él desconocía su potencial creador (mágico), es más, él era el más grande y poderoso mago sin saberlo; así los seres humanos somos potencialmente magos y alquimistas de nuestras propias vidas y de la vida en general, sólo que vivimos desconociendo nuestras capacidades. Este desconocimiento hace que por el contrario las vidas de las personas sean conducidas por la corriente de la vida sin posibilidad alguna de dirigirla y cambiarla.
Nosotros somos creadores de nuestra realidad. Nuestra vida es un reflejo de nuestro estado mental interior, pero eso puede cambiar y mejorar, por lo que debemos trabajar para ello conociéndonos y reconociendo lo que debe empezar a variar.
Somos como un imán que atraemos hacia nosotros lo que pensamos o hacia lo que centramos nuestra atención.
La vida es un acto de elección permanente. Creamos cada vez que elegimos, y elegimos cada vez que decidimos o aceptamos estar tristes o contentos, positivos o negativos. Cuando nuestra actitud es negativa dejamos que los demás elijan y creen por nosotros.
Sabemos que existen infinitos poderes en la mente con consecuencias muchas veces incomprensibles para la razón, allí vemos el poder de sanacion por ejemplo, o la premonición o precognición.
Pero ¿qué pasa cuando alguien por envidia, odio, resentimiento o celos intenta hacernos un daño, o como tradicionalmente se dice, una “brujería”? El poder para hacer daño no esta en el victimario, en aquella persona que te desea mal, por más que ella sea un experto en las artes de la hechicería y brujería o por más que recurra a los más terribles brujos o junte a muchos muy poderosos en su intención de agredirnos a distancia.
El poder siempre está en la víctima, por más que ella no sepa conscientemente que alguien le quería hacer daño. El inconsciente es como un radar con 360 grados de percepción y puede percibir las malas intenciones a distancia. Así que, cuando hay miedo, el temor materializa las malas intenciones. Pero es el propio poder creador de uno, la utilizado en nuestra propia contra.
Peor es cuando la persona sí sabe que le querían hacer daño, porque si es insegura, débil de voluntad, sugestionable o está pasando por una etapa depresiva o negativa, el temor a ser víctima es tal, que ella misma plasma el daño.
Nadie puede hacerte daño si tú no lo permites. Si estás del lado de la luz, la luz siempre resplandece en la oscuridad. En ti esta el poder creador de la divinidad, tu creación será lo que tú decidas que sea, y nadie debe decidir por ti.
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