Elaboración:

Ponte unos guantes y limpia y pela las partes más fibrosas de las pencas del cardo, retirando todos los filamentos posibles, ya que esos hilillos son los causantes del amargor del cardo. Según las vayas cortando en trozos de unos 5 cm., sumérgelos de inmediato en un bol con agua fría en la que habrás añadido el limón partido por la mitad o el ramillete de perejil para que no se ennegrezcan. Vierte los trozos de cardo en una cazuela, cúbrelos con agua alcalina, sazónalos con la sal del Himalaya al gusto y deja que hiervan el tiempo necesario hasta que estén tiernos. (50 minutos aprox.) Entre tanto, seca bien y tritura 50 gr. de los anacardos hasta conseguir una harina y 100 gr. más (éstos no es necesario secarlos) hasta conseguir una pasta y resérvalos junto a los 50 gr. restantes que se emplearán enteros. Pela y lamina los 4 dientes de ajo. Cuando el cardo ya esté tierno, escúrrelo reservando el agua de la cocción. En otra cazuela, calienta 50 cl. de aceite y dora los ajos sin que se quemen. Agrega la pasta de anacardo junto con el cardo y rehógalo todo. Añade a partes iguales agua de la cocción y agua alcalina limpia hasta justo cubrir el cardo. Si queda demasiado espeso, añade más agua limpia hasta conseguir una textura cremosa y añade los anacardos enteros. Deja que se ligue todo bien a fuego lento y rectifica de sal, si fuese necesario. Sírvelo caliente, espolvoreando por encima la harina de anacardo que habías reservado.

Truco:

Si el ligero amargor no es de tu agrado, añade una cucharada de harina de trigo al agua en la que vayas a cocer el cardo.

 

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