«Según el sistema del eneagrama existen nueve tipos de personalidad humana o nueve rasgos característicos. Lo que se intenta no es salir de nuestro rasgo principal, sino de observarlo para combatir la automatización de nuestra vida.» ¿Observas el rasgo de la cobardía en ti?
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6.- LA COBARDÍA: El que duda
El pecado radical del “seis” es el miedo, un sentimiento que surge cuando se prevé una amenaza y que puede deberse a causas externas o internas. La amenaza o la sensación de peligro puede ser real o imaginaria, y puede guardar relación con realidades presentes o futuras. El “seis” es un especialista en idear escenarios catastróficos y es prisionero de sus propias trampas mentales.
Los miedos que le torturan tienen diversos nombres: miedo al cambio, miedo a equivocarse, miedo a lo desconocido, miedo a la soledad, miedo a la critica, a la hostilidad, al engaño o a la traición…
Frente a estos miedos, encuentra seguridad y refugio en la autoridad externa y en aquellas instituciones que representan puntos firmes de referencia para su acción. Los sufíes definieron a la Iglesia Católica como una iglesia constituida por tipos “seis”; pensaban efectivamente que el sistema romano se basaba excesivamente en el temor, y que había llevado a muchas personas a tener miedo de Dios, del clero, de los pecados mortales, de sí mismos y de su propio cuerpo. Especialmente en el período que precedió al Vaticano II, la Iglesia, a través de la fidelidad y la obediencia a sus verdades absolutas e indiscutibles, se presentó como un lugar ideal para las personas inseguras.
El miedo de los “seises” puede asumir diversas manifestaciones:
- La incertidumbre crónica: el “seis” vacila, no porque esté confuso acerca de las tareas que debe realizar, sino porque cuestiona sus propias capacidades. A menudo carecen de confianza personal, dudan de sí mismas, vacilan a la hora de tomar decisiones y tienden a recoger constantemente nuevas informaciones para no correr el peligro de equivocarse.
- La dependencia: La recuperación de la seguridad personal se produce a través de la fiel observancia de reglas y normas y la obediencia a la autoridad, mientras que las situaciones no estructuradas provocan ansiedad.
- La sospecha: El “seis” no se fía fácilmente de las personas y tiende a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a los mensajes verbales y no verbales o a los significados ocultos, desconfía y critica a quien transgrede, y está siempre atento a prevenir eventuales peligros.
- La intolerancia ante la ambigüedad: esta personalidad tiene necesidad de claridad, de llamar a las cosas por su nombre, y no soporta la idea de la ambigüedad; por eso puede mostrarse rígido e inflexible frente a aspectos o interpretaciones de la verdad que no coinciden con la suya propia o que le parecen dudosas y ambivalentes.
La búsqueda de amistad: el “seis” evita el peligro de ser rechazado promoviendo una imagen positiva de si a través de la hospitalidad, la afabilidad y la amabilidad, a veces pecando de obsequioso o exageradamente fiel.
La salida del “seis” está en desarrollar la virtud del valor, que puede cultivarse mediante la práctica de actitudes como las siguientes:
– Consolidar la propia autoridad interior.
– Aprender a correr riesgos y a tomar decisiones para ganar confianza en uno mismo.
– Crecer más en los valores de fondo que en las normas o en las instituciones.
– Privilegiar la acción, en lugar de obsesionarse con elucubraciones mentales teñidas de miedos y peligros a menudo imaginarios.
-Responsabilizarse de las propias opciones y acciones, sin esconderse detrás de la autoridad.
– Expresar con claridad las propias ideas, sin dejarse llevar por el miedo o por la duda frente a las posibles reacciones o críticas.
– Promover la propia autonomía e independencia, tomando decisiones en sintonía con los propios valores, aunque puedan contrastar con el parecer de los demás.
– Ser audaces, no tener miedo a tener valor.
Temeroso, obediente, lleno de dudas. El pensar sustituye al hacer, teme hacerlo por temor de ser atacado al exponerse. Es leal a la causa, vacila, se siente perseguido y se rinde cuando le acorralan. Al sentirse acorralado sale a enfrentar el terror de forma agresiva.
Los “seises” más trabajados pueden ser excelentes miembros de un equipo, soldados leales y buenos amigos. Trabajan en una causa de la misma manera que otros trabajan para su beneficio personal.
Los “seises”, de jóvenes, recuerdan haber temido a las personas que tenían poder sobre ellas y haber sido incapaces de actuar por sí mismos. Para aliviar esta inseguridad tratan de encontrar una figura protectora sólida o ir en contra de la autoridad. Brindan lealtad a una institución protectora como la Iglesia, una empresa, etc. Son en extremo leales, encuentran en el grupo su identidad y su seguridad. La duda, incapacidad para decidir, miedo al castigo. Su vacilación deriva de su inseguridad.
Son paranoicos, se sienten vigilados. Son bastante tímidos, depende del subtipo (“seis”-belleza, “seis”- fuerza o “seis”-conservación). Luchan contra el miedo. Obedientes con los de arriba, autoritarios con los de abajo. Necesitan apoyarse en otros, buscan la alianza por temor a la propia indefensión. Tendencia a controlar sin permitirse el instinto o la intuición. Los hombres “seis” tuvieron problemas con el padre. Tienen un nivel muy alto de culpa. Una vez tomada una decisión, aún continúan con la duda. Los “seis”- fuerza necesitan demostrar su poder en cualquier situación para prever que nadie se les vuelva en contra, por miedo.
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