Hemos pasado miles de encarnaciones practicando innumerables formas de vida. Hemos pasado por rituales e iniciaciones, como formas de acceder a los reinos superiores del Ser.

Ahora, los ritos y rituales, las reglas y escuelas de misterios, códigos y secretos ya no existen. Las respuestas que estamos buscando están dentro de nosotros. La única práctica espiritual que ahora se debería seguir es la que nos despierta a esta verdad. Todos los días, afirmar nuestra decisión de estar despiertos y en comunión con la Fuente. Esa decisión manifiesta el paraíso en el que vivimos. Nuestro mundo es como lo creamos, momento a momento.

Reconocer y desmantelar la creencia en todo lo que «crees que sabes» en este momento. Este siguiente paso es, de hecho, un salto de fe.

El universo anunciará nuestra llegada con el sonido de las trompetas de los ángeles.

En este proceso, damos paso a nuestro espíritu que vive en un cuerpo. Al Sentir que somos Seres Espirituales por todo lo que significa estar en un cuerpo, se infunde nuestra conciencia con la Luz que somos.

Esa es la gracia que nos ofrece este planeta en este tiempo y espacio. Esa es la oportunidad de volver a ser inocente y acercarse a la vida, no sobre la base de la experiencia o el conocimiento previos, sino con fe. Ese trenzado del espíritu hace posible cualquier manifestación, desarrolla en nosotros la creencia de que somos un maestro capaz de co-crear, junto con el Universo, todo lo que es posible.

En la infancia, el alma pasa por fases de transformación. Después del nacimiento, comenzamos a aprender que estamos en un lugar lleno de limitaciones, confusión y separación de nuestro corazón y alma. Ahora hay que reconocer a nuestro verdadero Yo, que es eterno e ilimitado.

La perfección no significa “saberlo” todo. La vida es un proceso continuo. El Creador está en un estado perpetuo de creación, al igual que nosotros. La verdadera perfección significa entender cómo usar tanto lo que está dentro como lo que está fuera. La verdadera perfección implica «conocer» al instante sólo lo que es correcto para ese instante.

ISABEL GARCÍA GARCÍA

Puntos de Luz