«Cuando te venga un pensamiento y éste se tiña de emoción, ojo… ¡No sueltes las riendas!»
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Hoy queremos daros un ejemplo ya sabido, aunque a la vez muy práctico, de cómo dominar la mente, mantenerla en su eje y, por lo tanto, estar en equilibrio.
Imaginad que dentro de una carroza va una doncella; la carroza está dirigida por un cochero y de ella tiran cuatro caballos.
Bien, la carroza representa el cuerpo físico, la doncella es vuestra alma, el cochero es la mente y los caballos son las emociones.
En cuanto, por el motivo que sea, el cochero, es decir la mente, se despista y afloja o suelta las riendas, los caballos, las emociones, se desbocan y por tanto la carroza, el cuerpo físico, irremediablemente vuelca (enfermedades, depresiones, etc.), y a la doncella se la daña.
Sed muy conscientes de no soltar las riendas, porque si lo hacéis, el cochero dejará de tener el control y la carroza volcará.
Cuando os venga un pensamiento y éste se tiña de emoción, ¡ojo! Recordad al cochero y no soltéis las riendas, parad si es necesario, sopesad la situación y, luego, ya seguros, continuad sin soltar las riendas y sin el temor a volcar.
Sed buenos cocheros, estad atentos en todo momento para no soltar las riendas.
¡Os amamos!
La Voz de los Maestros.
HELENA E ISABEL VILÀ
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