«Hay una Paz que no es de este mundo y que reside en el corazón de cada uno de vosotros.»

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Amadas hermanas y hermanos:

Desde el corazón, acompañado del Espíritu de Verdad, Yo Soy Jesús de Nazaret y os repito que «hay una paz que no es de este mundo y que reside en el corazón de cada uno de vosotros». 

¡Hagámonos participes de tan magno legado atendiéndola y aprendiendo a vivir desde ella y con ella!
Su tenue y amorosa Luz nos envuelve y nos alza en un vuelo de absoluta precisión que nos dirige y nos guía; colmándonos de plenitud, colmándonos de integridad, colmándonos de un tierno y amoroso aliento de esperanza. 

Y aunque por el momento nos cueste reconocerla, es la Belleza Suprema que nos asiste, que nos conduce y nos acompaña a trazar los distintos caminos que nuestras diversas experiencias van dibujando. Ella nos los entrega, repletos de vida y de un amor que sólo nuestra humilde intención resuelve adoptar a lo largo del camino. Pues nos resulta complejo y confuso recibir nuestra grandeza mientras aún se desconoce en este mundo donde la decisión más certera que se nos ofrece es la de permitirnos observar desde la confianza y la entrega, para experimentar así, cómo ambas, nos permiten arribar a la certeza.

¡Y ahora sí, entonces ya nos sentimos dignos de recibir tan Magna Herencia!

Los símbolos que su camino nos muestra son siempre claros y concisos, libres de confusas, pueriles y complejas enseñanzas, pues no es intención del Padre de los Universos añadir más confusión a unas criaturas que soportan el intenso dolor que les produce vivir de espaldas a la Verdad que les aguarda en su corazón desde hace ya largo tiempo,. 

Tal vez, dentro de poco, seamos muchos los que podamos sentir la maravillosa melodía de intensa paz, confianza y absoluta receptividad que nuestros corazones jamás cesaron de entonar; a pesar de que, hasta el momento, no hayamos alcanzado a escucharla. 

Subámosle pues la intensidad mientras nos cubrimos con la confianza y la certeza de sentirnos en la labor de darnos y emplearnos en consolidar un mundo de paz y armonía, belleza y bondad; sabiéndonos dignos de sostener en las manos con gran poder y alegría nuestra pequeña porción del gran lazo de unión que nos mantiene asidos de la mano y conectados al Verdadero Reino de Paz y Amor.

Con amor,

JESÚS

Canalizado por Margarita González Pozuelo