LA LÁMPARA DEL SABIO – Omraam Mikhaël Ïvanhov

«La lámpara del sabio no proyecta únicamente la luz fría del intelecto que razona que resalta las más pequeñas imperfecciones.»
Divulga Amor y Luz

«La lámpara del sabio no proyecta únicamente la luz fría del intelecto que razona y que resalta las más pequeñas imperfecciones.»

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La verdadera Sabiduría no es ni triste ni sombría, como muchos imaginan, porque en la verdadera sabiduría también hay amor: el corazón y el intelecto funcionan juntos. La lámpara del sabio no proyecta únicamente la luz fría del intelecto que razona, que resalta las más pequeñas imperfecciones, al mismo tiempo da calor, amor, y por eso es alegre. En efecto, la lámpara del sabio está llena de alegría, como el sol.

Objetivamente, el sol que brilla en el cielo sólo tiene la apariencia de una bola de fuego, pero entonces ¿por qué los niños que lo dibujan lo hacen con una amplia sonrisa? Instintivamente, los niños han comprendido algo muy importante: en la luz del sol sienten que hay alegría. Como también hay alegría en el baile de la llama de una lámpara.

La risa de quien se ha liberado a sí mismo

Pero, ¡por cuántos sufrimientos y tormentos debe pasar un ser humano, cuántas luchas interiores debe soportar para gozar de la alegría de la luz, este sentimiento que le embarga cuando todos los conflictos que le alteran son resueltos en la armonía! Y su risa entonces es la de la victoria: ha conseguido elevarse por encima de los elementos desencadenados y ha logrado calmarlos.

Esto es lo que significa la risa del sabio, y por esto con su risa puede consolar a los seres que sufren. A menudo recuerdo la risa del Maestro Peter Deunov: reía como un niño, y a veces incluso le saltaban las lágrimas. ¡Cuando reía de esa manera, le sentíamos tan cerca, tan amistoso y fraternal! La risa del sabio es la manifestación de un ser que se ha liberado.

Que no nos arrebaten la alegría

¿Por qué los humanos continúan forjándose limitaciones y cargas inútiles? Porque se hunden en la materia y pierden su alegría. Todas las cargas que han acumulado pesan sobre su corazón. Si se liberan de ellas recuperarán la alegría. Muchos viajeros cuando visitan países muy pobres, a menudo se sorprenden al descubrir una población sonriente, mientras que en los países ricos la gente tiene un aspecto sombrío. Pues bien, efectivamente, contrariamente a lo que se pueda uno imaginar, la abundancia content no hace más alegres a las personas. Todo este mundo artificial que se han fabricado, les hace ahora prisioneros.

No permitan que la aflicción de otros les afecte

Y ustedes ahora, ¿qué deben hacer si alguien viene a hablarles de sus decepciones, de sus penas? A la espera de ser capaces, como el sabio, de reír para calmarles, sepan al menos una cosa a menudo, la persona que les confía su sufrimiento, lo hace no para hallar una solución sino para inducirles a compartir su estado. ¿Y entonces? Si dejan que les invada su malestar, no la ayudan, porque se paralizan y corren el riesgo de hundirse con ella.

Si quieren ayudar a alguien, no permitan que su inquietud penetre en ustedes. Permanezcan lúcidos, tranquilos, sólidos, es la única manera de sacarle de allí. Piensan que quedará insatisfecho porque no participan en su desgracia. Es posible, pero esto no debe preocuparse. Sean conscientes de que acompañando a los humanos en sus estados negativos, sólo podéis satisfacer su naturaleza inferior. Y la satisfacción de la naturaleza inferior no dura mucho tiempo, porque es insaciable: un verdadero pozo sin fondo.

Con su simpatía, su compasión, creen poder calmar a una persona, pero poco tiempo después comienza de nuevo el desasosiego y las quejas, y esto puede continuar así toda la vida. Esta persona estará satisfecha de que estén siempre ahí dispuestos a compartir su sufrimiento, pero sin embargo ella no mejorará. Y ustedes ¿en qué estado estarán?

Un niño se cae y se hiere. Si le decís: «¡Oh! pobrecito, te has hecho daño…» y adoptan un semblante consternado, eso sólo conseguirá que griten más. Pero si le dicen: «Levántate, no es nada, continuará jugando», se tranquiliza muy rápidamente. Los humanos son como los niños, por eso no se deben fomentar sus debilidades ni sus estados negativos.

OMRAAM MIKHAËL ÏVANHOV

 

De su libro: «La risa del sabio»
Libros del autor: amzn.to/2X2qAwJ
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