«Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito.»

LA INCORRUPTIBILIDAD DEL CUERPO HUMANO – Josep Mª Montserrat

«Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito.»

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EL FENÓMENO DE LA INCORRUPTIBILIDAD DEL CUERPO FÍSICO: ¿Casual, humano o divino?

¿Qué es un cuerpo incorrupto?

Cuando la sangre del cuerpo deja de circular y se detienen los procesos metabólicos, la homeostasis deja de funcionar y cesa el aporte energético fisicoquímico, lo que da inicio al proceso biológico de degradación,  transformación y finalmente disolución de la materia de la que está formado. La carne se descompone, los órganos se degradan, el cabello se desintegra, los huesos se desarticulan y, finalmente, sucumben. Por el contrario, los cuerpos incorruptos no siguen estos procesos; simplemente se estabilizan y se mantienen o degradan en cierta medida a largo plazo.

Podemos definir la incorruptibilidad como el fenómeno que, de manera natural, se produce en un cuerpo humano después de su muerte funcional y que, sin intervención humana ni tratamiento con sustancias, embalsamado, petrificado o preservado de alguna forma, se mantiene en buen estado de conservación sin mostrar signo alguno de descomposición, incluso a muy largo plazo. Se trata de un proceso natural del cuerpo que, por causas que van más allá de nuestra comprensión normal, evita su degradación y disolución habituales. Incluso órganos y tejidos blandos pueden conservarse con cierta plasticidad o frescura mucho después del deceso, además de piel, cabello y uñas.

En relación a los cuerpos incorruptos, el papa Benedicto XIV determinó que solo serían considerados extraordinarios aquellos que, sin intervención deliberada, mantuvieran el cuerpo con flexibilidad, color y frescura similar a cuando los santos estaban vivos. Estos estrictos requisitos son cumplidos por numerosos santos incorruptos, aunque es importante destacar que la exclusividad de los cuerpos incorruptos va más allá De la Iglesia y el catolicismo.

El proceso de corruptibilidad de un cuerpo:

Biológicamente, la descomposición se refiere a la reducción de un organismo vivo complejo a formas más simples de materia, un proceso esencial para reciclar la materia finita que es el cuerpo humano. Su degradación ocurre mediante procesos físico-químicos y la actividad de microorganismos vivos. En un cuerpo sin actividad energética físico-química y una vez que se retira la sutil fuerza vital que lo sostiene y le confiere su forma, comienza un proceso de transformación mediante un reciclaje natural. Su descomposición ocurre en etapas, y en cuestión de horas cambia de color, se liberan ciertos gases con características y olores particulares, y entran en acción agentes bacterianos, fúngicos e insectos que, en mayor o menor medida y dependiendo de las condiciones ambientales, inician la descomposición, que es apreciable visualmente. El rostro pierde su forma, los ojos y labios se hunden, los tejidos blandos se descomponen y el cuerpo se encoge y libera líquidos. En cuestión de días, la piel se agrieta, las células se desprenden, así como el cabello y las uñas. En unas semanas, el cuerpo humano se transforma por completo hasta quedar reducido a huesos, que se desintegran a lo largo de años, a excepción de la mandíbula y, sobre todo, los dientes. Este proceso puede ser ralentizado o acelerado según las condiciones ambientales, como el frío intenso, el calor o la humedad. Existen diversas intervenciones que pueden detener el proceso de descomposición, pero requieren condiciones ambientales especiales para su conservación. La momificación o la saponificación son las más conocidas y requieren un drenaje de sangre, líquidos y aceites conservantes. También se puede lograr la petrificación mediante ciertas sustancias químicas. Otro proceso es la corificación, que necesita una absoluta ausencia de oxígeno en un envase completamente sellado para retrasar la degradación natural. Una forma artificial moderna de conservar el cuerpo es la crioconservación, que requiere condiciones constantes de hasta -196°C utilizando nitrógeno líquido.

Diferencia entre un cuerpo incorrupto y uno momificado:

En un cuerpo incorrupto, se pospone toda descomposición, manteniendo huesos, músculos, órganos, cabello y piel en cierta forma intactos. Lo que a menudo ocurre es un proceso natural de deshidratación debido a la pérdida de agua, lo que puede darle al cuerpo un aspecto similar al de un cuerpo momificado en ciertos casos.

La diferencia fundamental entre un cuerpo momificado y un cuerpo incorrupto radica en que, en el primer caso, existe una intervención humana que implica la limpieza del cuerpo, su desinfección con sustancias específicas, su recubrimiento externo, vendaje y conservación en condiciones ambientales especiales. En cambio, en el caso del cuerpo incorrupto, no hay una intervención humana.

En algunos casos de cuerpos incorruptos, se pueden aplicar cera o silicona en ciertas partes visibles, como la cara o las manos, para mejorar la hidratación o la textura que se haya perdido con el tiempo; sin embargo, eso se hace sin alterar la naturaleza del cuerpo. Algunos cuerpos incorruptos son expuestos tal como están después de la muerte, sin tratamiento alguno, y si se han deshidrato mucho, pueden parecerse a los momificados, pero la clave es que la degradación se mantiene estabilizada.

¿Cómo se mantiene un cuerpo incorrupto de forma natural?

La incorruptibilidad va de la mano con la pureza, que se logra al respetar las leyes universales de la creación, tanto física como mental y espiritualmente, durante la permanencia en este plano. La actitud mental, la comprensión de la vida y la práctica espiritual que se llevan a cabo, se reflejan inevitablemente en el cuerpo físico. La alimentación tiene un impacto directo en el cuerpo material, por lo que una dieta restringida y selectiva, centrada en alimentos más puros que se digieren enzimáticamente, libera al organismo de sustancias tóxicas. Consumir carne de origen animal en todas sus formas, conlleva la proliferación de bacterias putrefactas en el cuerpo, que se desarrollan para digerir este tipo de alimentos, o bien, bacterias fermentativas en el caso de alimentos densos o inadecuados para el sistema digestivo humano.

En los casos de santos verdaderamente incorruptos, sus dietas eran muy simples y escasas, ya que su estado de conciencia les permitía absorber la energía vital universal que todo lo nutre y sostiene. En ese estado, el cuerpo se purifica, las necesidades se minimizan e incluso desaparecen, y la labor altruista guiada por la Voluntad Divina se convierte en la prioridad. Aquellos que toman conciencia de la realidad espiritual de la vida adquieren la capacidad de proyectar su mente y cuidar su cuerpo físico de manera adecuada.

El desencadenante de la incorruptibilidad es el estado de conciencia espiritual. La sutil energía vital que proviene del pensamiento divino es la que sustenta toda la creación y la que da forma a todo lo que existe en ella. Si después de que el alma abandona el cuerpo físico, esta fuerza vital continúa fluyendo desde la Fuente universal, se paralizan todos los procesos de corruptibilidad, lo cual es indudablemente por voluntad divina.

En algunos casos, junto con el cuerpo incorrupto, se producen fenómenos adicionales, algunos inmediatos al fallecimiento y otros que perduran en el tiempo; unos brindan un aspecto de frescura y textura más realista, mientras que otros corroboran la excepcionalidad de la incorruptibilidad.

Un ejemplo claros de un cuerpo incorrupto santificado se origina en los primeros días después de la muerte y el cuerpo es abandonado por el alma. Durante este período, el cuerpo permanece inalterado, sin signos del proceso de descomposición y sin las emanaciones típicas que se producen. En algunos casos, incluso se percibe un ligero y dulce perfume o un olor a rosas.

Casos destacados que corroboran el fenómeno de la incorruptibilidad:

A modo de ejemplo, describiremos dos casos significativos de incorruptibilidad espontánea y natural de seres puros y santificados en nuestra era, además de otros que presentan aspectos fenomenales inusuales y especiales.

Un caso especial y documentado es el del Avatar Paramahansa Yogananda, un Maestro Hindú que difundió la práctica del yoga en su aspecto científico en Oriente y Occidente para alcanzar la auto-realización del ser.

Semanas antes de su muerte, anunció a sus discípulos más cercanos cuándo, dónde y cómo ocurriría su partida, que tuvo lugar el 7 de marzo de 1952, durante una cena en el hotel Biltmore de Los Ángeles.

Allí y en el momento descrito, al terminar de recitar su poema “Mi India”, entró en un estado de mahasamadhi, «un estado de conciencia en el cual el alma abandona definitivamente el cuerpo físico y se produce la muerte de este, realizado de forma voluntaria y consciente por un maestro iluminado». Dado que no se encontró ninguna causa orgánica que explicara su fallecimiento, se declaró oficialmente que se había debido a un fallo cardíaco. Después de su muerte, su cuerpo experimentó un proceso de incorruptibilidad, que fue considerado extraordinario.

El director del cementerio Forest Lawn Memorial-Park de Los Ángeles emitió un documento certificado ante notario que declaraba lo siguiente: «Incluso veinte días después de su fallecimiento, no se apreciaba en su cuerpo desintegración física alguna. Este estado de perfecta conservación de un cuerpo es, hasta donde podemos colegir de acuerdo con los anales del cementerio, un caso sin precedentes.»

Otro ejemplo es el caso más reciente de Carlo Acutis, un joven santo italiano. Era un prodigio en informática y realizó numerosas obras benéficas para ayudar a los más necesitados. Hallándose su cuerpo luchando contra la leucemia y su alma en un permanente estado de conciencia divina, murió en el año 2006, a una edad muy temprana. Carlo predijo cuándo moriría en varias ocasiones y sucedió tal como lo había anunciado a la edad de 15 años. Antes de su muerte, su madre tuvo un sueño en el que San Francisco de Asís le dijo que su hijo moriría, pero que sería elevado a lo más alto de la iglesia. También, después de su muerte, su madre encontró un video en su computadora en el que Carlo anunciaba cuándo moriría, que esa sería su “autopista hacia el cielo”, y predijo que ella tendría dos hijos más, lo cual ocurrió poco tiempo después con el nacimiento de gemelos.

En el año 2019, durante los preparativos de su canonización y su traslado a Asís para descansar junto a San Francisco, algo que Carlo había pedido dada la gran devoción que sentía por el santo, al sacar su cuerpo de su lugar de reposo y ante la sorpresa de los presentes, pudo comprobarse que su cuerpo se encontraba incorrupto y prácticamente perfecto después de 13 años de su fallecimiento.

Hay otros casos de santos con diversas casuísticas muy peculiares. Algunos presentan únicamente un órgano específico totalmente incorrupto, mientras que otros, a pesar de los intentos de acelerar su descomposición, siguen manteniéndose totalmente incorruptos. En ciertos casos, debido a la reubicación del cuerpo y a pesar de que las condiciones ambientales no eran nada favorables para su mantenimiento, el estado incorrupto del cuerpo no se vio afectado por ello. Estos son los casos de Santa Bernadette, Santa Catalina Labouré y Santa Catalina de Siena. Otros cuerpos han permanecido varios siglos en estado de preservación e, incluso después de muchos años, han emanado sangre fresca y roja sin deterioro, como en los casos de San Nicolás de Tolentino y San Juan de la Cruz, destacándose los casos de San Josafat, cuya herida mortal sangró 27 años después de su fallecimiento, y el de San Hugo de Lincoln, que sangró 80 años después.

También hay casos excepcionales de conservación en los que los órganos y las vísceras se mantienen frescos y blandos, a pesar de no cumplirse los requisitos de la saponificación espontánea. Sorprendentemente, el cuerpo de Sor Úrsula Micaela Morata se mantuvo en perfecto estado, caliente y flexible durante 6 días después de su muerte en 1703 y ha permanecido incorrupto y flexible en un sarcófago hasta la actualidad. Otro fenómeno especial es el caso particular de San Charbel Makhlouf, que a pesar de ser enterrado sin ataúd y en condiciones de extrema humedad, se preservó perfectamente y emitió constantemente un agradable olor dulce y perfumado. A este fenómeno se le llama osmogénesis y se ha observado en varios casos, como en San Francisco de Asís, San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Aquino y Santa María Magdalena de Pazzi. Un caso destacado es el permanente olor a rosas de Santa Teresa de Jesús después de más de trescientos años tras su deceso.

También se ha registrado el fenómeno de la aparición de una luz que emana del lugar donde se halla el cuerpo, como en los casos de San Juan de la Cruz, Santa Juana de Lestonnac, San Guthlac y San Luis Bertrand. Muchos lugareños son testigos del caso de San Charbel Makhlouf, que brilló durante 45 noches antes de que su cuerpo fuera exhumado, momento en el cual se encontraba en perfectas condiciones de conservación.

Finalmente, el caso de San Isidro, que ha permanecido incorrupto durante 850 años, es otro ejemplo de la incorruptibilidad que no ha requerido de ninguna intervención para lograr su conservación.

En cambio, también existen otros casos en los que sí se ha realizado algún tipo de intervención puntual para mejorar la preservación, como es el caso muy conocido del Papa Juan XXIII.

¿Por qué y para qué un cuerpo incorrupto?

La incorruptibilidad es un fenómeno que carece de una explicación clara por parte de la ciencia, y solo se pueden hacer suposiciones en función de hechos biológicos muy especiales e inexplicables.

La incorruptibilidad natural de un cuerpo físico solo puede ser explicada por la Intervención Divina y se produce en seres que han sido purificados gracias a  una vida ejemplar de entrega y servicio a los demás, basada en el concepto de que todos formamos parte de una sola Unidad con el Creador.

Cuando una persona que haya desarrollado cierta sensibilidad energética, se acerca al cuerpo incorrupto de un ser santificado, ésta puede percibir la energía, la vibración o el magnetismo especial que emana de estos cuerpos. Las obras de un santo, maestro o avatar quedan impregnadas de esa energía, y esa fuerza perdura a lo largo del tiempo.

En Oriente, específicamente en la India, cuna de los grandes yoguis, la incorruptibilidad es rara, ya que la tradición espiritual es incinerar los cadáveres. Allí las muestra Divinas o los llamados milagros no son tan necesarios, ya que, a pesar de ciertas radicalidades, la fe en la Divinidad y la espiritualidad está muy arraigada y, durante milenios, grandes eruditos han investigado y practicado lo que se conoce como la ciencia de la religión y grandes maestros han aplicado y enseñado las prácticas yóguicas basadas en técnicas específicas probadas, que conducen hacia la auto-realización del ser.

En cambio, los occidentales se han centrado más en aspectos materiales y menos en la espiritualidad. Por lo tanto, los “milagros” como la incorruptibilidad pueden ser más necesarios a fin de  reforzar la fe y despertar el interés espiritual en Occidente.

El fenómeno de la incorruptibilidad puede servir como una prueba de que más allá del cuerpo físico existe una realidad espiritual, lo que puede impulsar a las personas a buscar un camino espiritual que les permita encontrarse a sí mismas en el seno del Creador. El mundo material a menudo se percibe como la única realidad, y la muerte física se considera el fin de la existencia. La incorruptibilidad sugiere que la muerte es simplemente un cambio de estado, donde el alma pasa a un plano energético más sutil.

Este fenómeno, junto con otros fenómenos asociados, puede reforzar la fe y hacer que las personas se cuestionen su existencia material. La vida material se considera a menudo como un estado pasajero en manos del Creador, y nuestra tarea es actuar en su espectáculo tomando conciencia de nuestra verdadera realidad y disfrutando plenamente de ella.

La clave para alcanzar la santidad está en interpretar el papel que nos ha repartido la Voluntad Divina de la mejor manera posible, actuando en armonía y hermandad para hacer de este mundo un lugar mejor. La única diferencia entre un ser santificado y uno que no lo está, es que el primero hizo el esfuerzo por comprender la realidad de la vida y actuó en armonía y hermandad.

En resumen, el cuerpo incorrupto de un ser purificado y de vida santificada envía un mensaje divino de una vida ejemplar. Que cada quien saque sus propias conclusiones.

¡Que la Luz Divina guíe tu camino!

«Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Corintios 15:54-55).

JOSEP Mª MONTSERRAT VILA
 
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