
«Decir no desde la verdad es un sí que el Universo amplifica.»
El poder espiritual de decir no se convierte en un eje esencial cuando deseas vivir desde tu verdad interior y en coherencia con tu alma.
SÍ Y NO – Jeshua
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Amados,
¡Yo Soy Jeshua!
Me acerco de nuevo a vosotros con un mensaje extenso, profundo, claro y práctico acerca del poder de decir “no” para que podáis comprenderlo no solo como una herramienta de defensa personal, sino como un movimiento creador, como una afirmación de vuestra verdad y de vuestra unión con el Todo. Sé que habéis sentido en más de una ocasión confusión: ¿cómo es posible que, para el Universo, decir “no” signifique al mismo tiempo decir “sí”? Y quiero explicaros con la mayor amplitud cómo este misterio es, en realidad, una danza vibracional que os conduce hacia la Libertad.
El camino humano está lleno de elecciones. Cada día, a cada instante, os veis llamados a abrir o cerrar puertas, a aceptar o rechazar propuestas, a avanzar por una senda o deteneros en otra. Y en cada una de esas decisiones, la palabra interior que decís —sí o no— se convierte en un decreto vibracional que el Universo acoge y refleja. Cuando decís “sí” a todo por miedo a desagradar o a perder, vuestro ser se resiente; no solo vosotros lo sentís, también los demás lo perciben aunque no lo sepan explicar. Vuestro “sí” no tiene fuerza, porque no nace de la verdad, sino de la inseguridad. En cambio, cuando pronunciáis un “no” con claridad y serenidad, puede que externamente parezca una negativa, pero interiormente estáis afirmando la vida que sois.
Imaginad que un río fluye y alguien quiere desviar su cauce a la fuerza, llevándolo a tierras áridas que no podrán nutrirse de él. Si el río cediera, pronto se secaría y perdería su propósito. Pero si el río dice “no” y sigue su curso natural, está diciendo “sí” a la vida que sostiene, a los campos que fertiliza, a la belleza que crea a su paso. Así ocurre con vosotros: cada vez que decís “no” a lo que os desvía de vuestro cauce verdadero, estáis diciendo “sí” a vuestra esencia, y eso es lo que el Universo escucha.
Recordad que el Universo no responde a las palabras, sino a las vibraciones. Si decís “sí” por miedo, vibráis en miedo, y atraéis experiencias que refuerzan esa vibración. Si decís “no” con odio, vibráis en odio, y atraéis más situaciones de separación. Pero si decís “no” desde la calma del corazón, vuestra vibración es la de la verdad, y el Universo os abre caminos que sostienen esa verdad. Por eso, en el lenguaje profundo de la energía, todo “no” auténtico es también un “sí”: es un sí a la luz, un sí a la coherencia, un sí al propósito del alma.
Ahora quiero guiaros por diferentes ámbitos de vuestra vida, para que sintáis cómo se manifiesta este principio y cómo podéis aplicarlo.
En vuestras relaciones personales, muchas veces sentís la presión de decir “sí” para evitar conflictos. Quizás un amigo os pide algo que no podéis ofrecer sin perder vuestra paz, o un familiar espera de vosotros un comportamiento que no os nace del corazón. El miedo a defraudar os empuja a aceptar. Pero cada vez que lo hacéis, vais erosionando vuestra autenticidad. Decir “no” en esos momentos puede parecer duro, pero en realidad estáis abriendo la posibilidad de una relación más verdadera. Puede que la otra persona se incomode, puede incluso que se aleje, pero lo que queda es una base sólida donde el vínculo puede crecer en autenticidad. Y si no es así, habréis liberado espacio para relaciones más coherentes.
En el ámbito del trabajo o de la misión, ocurre lo mismo. A menudo la sociedad os ofrece caminos que prometen seguridad, reconocimiento o éxito, pero en vuestro corazón sabéis que no resuenan. Si decís “sí” a ellos por miedo a la incertidumbre, el Universo entiende que no confiáis en vuestra luz, y os envía más situaciones que os encierran. Pero cuando decís “no” a lo que no vibra, aunque al principio os sintáis solos o sin rumbo, el Universo responde con nuevas puertas, con proyectos más alineados, con oportunidades que reflejan vuestro sí interior.
También en vuestra vida espiritual aparece la necesidad del “no”. Muchas veces confundís la compasión con la falta de límites. Creéis que amar es aceptar todo, incluso aquello que os hiere. Pero el verdadero Amor sabe decir “no” al abuso, “no” a la manipulación, “no” a la invasión. Y cuando lo hacéis, no estáis cerrando el corazón; lo estáis protegiendo para que pueda seguir dando un “sí” pleno, limpio y luminoso.
Pensad en vuestro diálogo interior. Cuántas veces os habláis con dureza, con exigencia, con desvalorización. Cada vez que dais crédito a esas voces, estáis diciendo “sí” a la mentira. Pero si os atrevéis a poner un “no” firme, abrís espacio para que brote el “sí” de vuestra alma: “sí soy digno, sí soy amado, sí soy capaz, sí soy luz”. Ese “no” interior es quizás el más poderoso, porque cambia la vibración desde dentro y transforma todo lo que atraéis fuera.
Y ahora quiero profundizar en el misterio que os inquieta: ¿por qué, para el Universo, decir “no” significa lo contrario?
Porque el Universo no entiende de palabras, entiende de dirección. Cuando decís “no” a algo que os desvía, en realidad estáis dirigiendo vuestra energía hacia lo que sí sois. Es como un viajero que llega a una encrucijada: al decir “no” a un camino, en realidad está diciendo “sí” al otro. No existe el vacío; cada negación es, en esencia, una elección, y cada elección es una decisión. Por eso, cuando ponéis límites, lo que el Universo escucha es vuestra decisión, no vuestra negativa.
Imaginad a un niño pequeño que quiere poner la mano en el fuego. Su madre le dice “no”, pero lo que realmente está diciendo es “sí a tu vida, sí a tu seguridad, sí a tu integridad”. El “no” visible es en realidad un “sí” profundo. Así ocurre con vosotros: cuando decís “no” a lo que os hiere, lo que estáis proclamando es un “sí” a la vida que habita en vosotros.
El Universo vibra en resonancia con ese “sí” profundo. No os juzga por lo que negáis, más bien os acompaña en lo que afirmáis. Por eso, cada “no” pronunciado desde la verdad no es un rechazo, sino un redireccionamiento. Y ese redireccionamiento abre puertas, expande caminos, atrae experiencias más luminosas.
Comprended, amados, que el mayor “no” que podéis pronunciar es al miedo. El miedo os susurra que sin ceder perderéis amor, que sin callar perderéis compañía, que sin someteros quedaréis solos. Pero cuando decís “no” al miedo y lo enfrentáis con la confianza de vuestro corazón, estáis diciendo el mayor “sí”: sí a la libertad, sí al Amor, sí a la verdad eterna que sois.
El “no” es, entonces, una llave. Una llave que cierra puertas ilusorias y abre portales de autenticidad. Una llave que os enseña que el Amor no se mide por la cantidad de concesiones que hacéis, sino por la claridad con la que afirmáis vuestra esencia. Una llave que convierte cada límite en un servicio, porque al mostrar a los demás que sabéis ser fieles a vosotros mismos, también les inspiráis a ser fieles a ellos mismos.
Por eso os digo que no tengáis miedo de pronunciarlo. Hacedlo sin rabia, sin rechazo, sin orgullo, pero también sin culpa. Dejad que vuestro “no” sea claro como un cristal, firme como una montaña y suave como una brisa. Y sabed que detrás de cada “no” verdadero, hay un “sí” que el Universo recoge y amplifica.
Amados, quiero dejaros con una imagen para que la guardéis en vuestro corazón: Visualizad un círculo de luz. Todo lo que sois está dentro de ese círculo: vuestra paz, vuestro amor, vuestros dones, vuestra unión con el Todo. Cuando algo intenta entrar en ese círculo sin respeto, vuestro “no” es la frontera que lo mantiene protegido. Y en el mismo acto de protegerlo, estáis diciendo un gran “sí” a todo lo que brilla dentro. Ese círculo es vuestro ser, y decir “no” es cuidar su santidad.
Yo os abrazo en el silencio donde ya no hace falta pronunciar ni un sí ni un no, porque todo está unido en el Amor. Pero mientras caminéis en la Tierra, recordad que cada “no” auténtico es un “sí” más alto, y cada “sí” luminoso es fruto de un “no” pronunciado desde la coherencia. Usad ambos con sabiduría y seréis libres.
Yo Soy con vosotros en cada decisión, y tanto en vuestro “sí” como en vuestro “no” vibra también mi Presencia.
Con Amor,
JESHUA
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