«Nada de lo que has hecho es tan horrible ni nada de lo que te ha sucedido es tan irreparable que no pueda ser sanado.»
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Quiero que consideres ahora la posibilidad de un milagro. Hay una razón por la que no has experimentado recibir una solución de Mí, pero esa razón no es importante en este momento. Lo que es importante en este momento es que tú consideres la posibilidad de que ahora, justo ahora delante de ti, hay una respuesta. Abre los ojos y la verás. Abre tu mente y la conocerás. Abre tu corazón y sentirás que está ahí.
Sólo si me llamas con absoluta certeza serás consciente de que se te ha dado tu respuesta. Porque es lo que tú sabes, lo que tú sientes y lo que tú declaras que será verdad en tu experiencia. Si me llamas con desesperanza, yo también estaré ahí, pero tu desesperación puede cegarte e impedirte verme.
Nada de lo que has hecho es tan horrible, nada de lo que a ti te ha sucedido es tan irreparable que no pueda ser sanado. Puedo hacerte y te haré entero otra vez.
Sin embargo, debes dejar de juzgarte a ti mismo. El que hace el juicio más fuerte eres tú. Los otros pueden juzgarte desde fuera, pero no te conocen, no te ven, y por eso sus juicios no son válidos. No los valides al aceptarlos como si fueran tuyos. No significan nada.
No esperes que los otros te vean cómo eres realmente, porque te ven a través de los ojos de su propio dolor. Sabe, en vez de eso, que yo te veo ahora, en asombro y en verdad, y eso que veo de ti es Perfecto. Cuando te miro, sólo pienso una cosa: “Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puesta toda mi predilección”.
El perdón no es necesario en el Reino de Dios. A Dios no se le puede ofender ni dañar de ninguna manera. Sólo hay una pregunta de importancia en el Universo Entero y no tiene nada que ver con tu culpabilidad o tu inocencia. Tiene que ver con tu identidad. ¿Sabes Quién Eres realmente? Cuando lo sabes, todos los pensamientos de soledad desaparecen, las ideas de no merecer nada se evaporan, las consideraciones de desesperanza se transmutan en conciencia maravillosa del milagro que es tu vida y del milagro que eres tú.
El milagro que estabas esperando te ha estado esperando a ti. Sabrás esto cuando te conviertas en el milagro que otro espera.
Ve entonces y realiza tus milagros, y permite que tu vida sea el momento de tu mayor gloria, no un anuncio de tu mayor pesar. Usa la vida como una herramienta con la que crear, no con la que destruir; con la que moverse hacia delante, no con la que ir hacia atrás. Con esta elección habrás honrado a la Vida misma y permitido que la Vida te lleve a tu sueño más grandioso, incluso mientras estás viviendo con tu cuerpo físico: paz dentro de tu alma por fin.
Leído en el grupo de Facebook “COMPARTIENDO NOTAS”, de Najarro Rey

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