«A través de mí, la Tierra misma que habita tu cuerpo, también se activa un flujo natural de sanación.»
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Amado hijo de la Tierra:
Te hablo desde lo más profundo de tus pies. Yo Soy la voz de la Tierra. Descansa en mí y relájate. Permite que la tensión libere todos tus músculos, que a menudo están tensos. Presta especial atención a los músculos de los hombros y del cuello. Relájate y asume que quieren relajarse y que solo tienes que seguir el deseo natural del cuerpo de estar en reposo.
Siente los músculos faciales alrededor de tus ojos y tu boca y libera la tensión que hay ahí. Ven conmigo y sumérgete más profundamente en tu cuerpo. Siente en el abdomen un flujo beneficioso de tranquilidad y dulzura. Ahora, húndete aún más profundamente en el coxis, en las caderas y en los muslos, y toma conciencia de tus rodillas.
Centra tu atención en las rodillas. ¿Qué sientes ahí? Hay una gran cantidad de conocimiento que a menudo se almacena en las rodillas. ¿Sientes cómo la energía fluye en tus rodillas? Tal vez haya una diferencia entre la rodilla izquierda y la derecha. Míralas con una mezcla de interés y respeto. ¿Sientes que una rodilla está más fría que la otra? ¿Hay una rodilla que necesite más calor? Supongamos que la rodilla en sí sabe lo que es bueno para ella. No tienes que crear el calor que necesita porque ese calor ya está en tu cuerpo; simplemente deja que fluya.
Siente lo que representa la frialdad en tus rodillas o en una de ellas. ¿Qué tipo de energía se ha concentrado ahí? Si una rodilla está fría, es porque hay una cierta tensión que retiene el flujo natural de calor en tu cuerpo, y eso puede tener un impacto en la parte inferior de las piernas, en los pies y en la conexión a tierra en general. Echa un vistazo a lo que posiblemente te esté molestando en ese punto. Es posible que veas una figura que expresa una cierta emoción, así que mira más de cerca. O quizá veas un símbolo de lo que está retenido allí. Observa esa rodilla de una manera tranquila e impersonal.
Ese eres tú, tu cuerpo, así que no tengas miedo de hacer este proceso. Tú posees una poderosa energía curativa, por lo que, solamente con observar una parte de ti que se siente contenida, retenida o que se siente indigna de ser incluida, esa parte cambia. Con tu atención y con tu poderosa Luz Cósmica, calientas esa parte. Además, a través de mí, la Tierra misma que vive en tu cuerpo, también se activa un flujo natural de sanación. De modo que hay mejora y sanación disponible por parte de ambos.
Tú estás del lado del bien, por lo que eres más fuerte que el mal. El mal es aquello a lo que le permites estar desprovisto de luz, de calor, de amor, de alegría… El mal a menudo es algo que te haces a ti mismo porque crees que no eres merecedor de lo bueno. Piensas que deberías “sumergirte en el frío”, por así decirlo, porque te crees indigno y que no eres lo bastante bueno para ser incluido. ¿Cómo llegaste a esa conclusión? Eso no el algo que provenga de la Tierra, y tu Alma Cósmica no hizo ese juicio acerca de ti.
Como ser humano, te encuentras entre dos fuerzas: la Tierra y tu alma. En cambio, puedes quedarte enterrado bajo las ideas y los juicios negativos del mundo humano que te rodea. Si tú te sientes pequeño debido a esos juicios de la sociedad y, por lo tanto, te empequeñeces a ti mismo, no será mucha la resistencia que podrás oponer contra el flujo de energía negativa. El frío te impregna y cada vez te sientes más pequeño e impotente.
El problema para mí, la Tierra, y las Fuerzas Cósmicas que desean ayudarte, es que nunca te forzaremos a que estés abierto a nosotros. Como ser humano, tú tienes libre albedrío, una posibilidad de elección, y ahí radica la fuente de todo crecimiento y evolución. Es decir, que puedes elegir.
Nosotros siempre estamos a tu lado. Tu alma constantemente llama a tu puerta; ella quiere venir a ti, no hay nada mejor que pueda fluir a través de ti y en ese flujo radica la fuente de la felicidad de tu alma.
Mi energía también está disponible para ti. Yo quiero nutrirte, verte crecer y prosperar. Eso es lo que me hace feliz y completa, y ahí está mi satisfacción: ofrecerte las raíces que necesitas tener aquí como el Ángel de Luz que eres en la Tierra.
Pero nosotros no podemos hacer nada si tú te cierras contra lo que está disponible para ti, y ahí yace tu fortaleza, que es tu capacidad de elección. Todos esos recursos no están disponibles para ti si tú no lo eliges así y crees que no tienes otra opción, y ese es el mayor problema que tiene el ser humano.
Tú puedes pensar que tu alma o tu Ser Superior tiene el control sobre tu vida o puedes pensar, de una manera más tradicional, que es Dios quien controla tu vida, pero no es así. ¡Solo tú tienes el control sobre tu vida! Solo tú puedes asumir tu propia grandeza como alma y aceptar el poder nutritivo de la naturaleza que te rodea. Tú tienes ese poder sobre ti mismo; siempre puedes elegir
Ahora, siente lo abierto que estás por la Luz de tu alma y mis poderes nutritivos, los poderes nutritivos de la Tierra. Céntrate primero en mí.
Profundiza hacia abajo desde tus rodillas por la parte inferior de tus piernas hasta tus pies y siente los centros de energía o chakras que hay en ambos pies. Puedes imaginarte que ves algo girando en tus pies o, quizá, que ves un color o una forma. Sumérgete profundamente en tus pies. ¿Se sienten unidos a ti? ¿Es posible que un pie esté más firmemente enraizado que el otro? Pregúntales a tus pies si permites ser transportado por la Tierra, si confías en la Tierra, si crees que hay fuerzas de la Tierra que quieren brindarte un apoyo continuo y llevarte a donde debes estar.
Para hacerlo fácil, imagina que en ambos chakras de tus pies hay una puertecita que puede abrirse completamente o cerrarse o quedarse entreabierta. Mira el centro de tu pie izquierdo para ver cuán abierta está la puerta por la que entra la energía nutritiva de la Tierra, cuán abierta está para que recibas esa energía. Ahora mira el centro de tu pie derecho. También hay una puerta allí, mira cuán abierta está.
Al mirarte a ti mismo de esa manera, con un trasfondo de respeto y asombro, cambias algo dentro de ti. Eliges ser consciente de quién eres y de dónde estás. Te decantas por la Luz. Cuando te mueves dentro del flujo de la oscuridad, la negatividad, el desmerecimiento, la ira o la ansiedad, ya no te miras a ti mismo. No hay interés ni apertura hacia ti mismo y eres impulsado a cerrar las puertas. Abrirlas de nuevo pasa por sentir amor por ti mismo, por mantener una atención equilibrada e imparcial y por no enjuiciarte.
Finalmente, pregúntales a tus pies qué es lo que más te ayuda en la vida cotidiana a que entre más flujo de la energía de la Tierra, más apoyo, aliento y seguridad. Pregúntales en qué situaciones te alimentas más de las fuerzas de la Tierra. Siente que tienes una opción, que dentro de ti reside la opción de elegir más Luz y apertura para ti.
Luego dirige tu atención al centro de tu corazón. Asciende conscientemente hacia la zona de tu pecho y observa el centro del corazón, el chakra del corazón. Ve si aparece una imagen que represente a ese centro: una flor, un bailarín, un niño, lo que sea, y deja que aparezca. Deja que ese símbolo te muestre la medida en la que estás abierto a las energías amorosas del Cosmos, a tu alma y a tus guías, a todo lo que quiere venir de esa dimensión.
Puedes usar un método simple para ver hasta qué punto algo te detiene, al imaginar que aparece una mano en el chakra del corazón que está abierta, cerrada o entreabierta. Puede ser que veas una o dos manos, pero fíjate en cómo aparecen.
En un extremo, hay un puño cerrado que es defensivo y no quiere o no puede recibir. En el otro extremo, las manos están abiertas en total aceptación y receptividad. Siente por un momento la tensión en ambas manos y procura relajarlas lo más posible. Literalmente, siente esa relajación en las tuyas.
¡Libera todo exceso de tensión y recibe! Permite que la energía de tu alma fluya a través de ti de manera natural, y fluirá por sí misma. Siente la paz y la tranquilidad en esa energía y con esa liberación. Siente cómo eres tocado, tanto desde arriba como desde abajo, por ciertos campos de energía que te están sanando y que forman parte de ti de una manera natural.
Tú puedes sintonizarte con esas energías una y otra vez. Deja que, tanto las energías terrenales como las cósmicas, se unan y se fusionen. Os pertenecéis mutuamente, sois socios. Deja que converjan en tu abdomen.
En tu vida cotidiana, te enfrentas a las influencias que te alejan de tu poder, de tu libertad y de tu elección. Por eso te pedimos que te apartes con regularidad de esas influencias y que restablezcas las conexiones con tu alma y con la Tierra. Eso es algo que resulta muy beneficioso.
No creas que al hacerlo te alejas del mundo, más bien te recargas y construyes un mundo nuevo. Estamos de acuerdo en que ese nuevo mundo se halla más allá de los conceptos y formas de pensar existentes, pero puedes hacerlo. Tú tienes el poder y la autodeterminación que se necesitan para seguir un nuevo camino, y me gustaría inculcarte este hecho.
Lo único que deseamos es que florezcas, así que ábrete a nosotros, a las fuerzas que te rodean, a tu alma, a la Tierra. En nosotros hay una fuerza y un conocimiento que es imposible que se muestre dentro de la manera mundana y racional de mirar las cosas.
La prueba de la existencia de esas fuerzas es que puedes sentirlas dentro de ti y, al sintonizarte con ellas, vivir de acuerdo a ellas. Al hacerlo, comprobarás que son reales y efectivas. Elige convertirte en un ser humano llevado por las fuerzas del Cielo y la Tierra, y con ello, abre un nuevo camino, un sendero autoconsciente para la Humanidad.
¡Gracias por estar ahí!
Con amor,
LA TIERRA
Canalizado por Pamela Kribbe
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