La Sabiduría no se obtiene “insuflando” conocimientos desde el exterior. Es el poder y la capacidad de tu receptividad interior lo que determina cuánto conocimiento verdadero puedes alcanzar y cuán rápidamente.

Esta vida es una extraordinaria novela escrita por Dios, y el hombre enloquecería si se esforzase por comprenderla solamente a través de la razón. Por eso te ruego que medites más. Dilata la mágica copa de tu intuición y, entonces, serás capaz de contener en ella el océano de la sabiduría infinita.

El modo óptimo de cultivar la verdadera sabiduría es habituarse a considerar el mundo como un sueño. Si enfrentas el fracaso, di simplemente «Es un sueño» y desecha de tu mente toda idea relacionada con el fracaso. Cuando las circunstancias que te rodeen sean negativas, practica la «oposición», pensando y actuando de forma positiva y constructiva.

Al contemplar la creación, la cual aparenta ser tan sólida y real, recuerda siempre que tan sólo existe como un pensamiento de Dios «solidificado» en formas físicas.

Así pues, todo el que oiga estas palabras mías, y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.

Cada día, deberías sentarte en silencio y afirmar con profunda convicción: «No tengo nacimiento, ni muerte ni casta, tampoco tengo padre ni madre. Yo Soy Él, el Espíritu Bienaventurado. Yo Soy la Dicha Infinita». Si repites numerosas veces estos pensamientos, día y noche, finalmente tomarás plena conciencia de lo que en verdad eres: un alma inmortal.

PARAMAHANSA YOGANANDA

Self-Realization Fellowship

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