«La imitación del sendero de Jesucristo es nuestro llamado y nuestra enseñanza, las ense­ñanzas fundamentales del Espíritu.» El Morya

MENSAJE A OCCIDENTE SOBRE LA MISIÓN DE JESUCRISTO

«La imitación del sendero de Jesucristo es nuestro llamado y nuestra enseñanza, las ense­ñanzas fundamentales del Espíritu.»

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COMUNICADO DEL MAESTRO EL MORYA

 

SALUDOS, amados de mi corazón. Os doy la bienvenida al fervor de la voluntad de DIOS, que ha sido la mejor parte de mi vida durante siglos.        

Ah, cuando contemplo los vastos misterios del Cosmos, si no fuera por el poder sustentador de esa voluntad divina en mi vida y por las miríadas de ángeles que también me socorrieron en mis horas de esfuerzo penoso, no habría alcanzado la meta, ni habría podido, por lo tanto, ayudaros a alcanzar la vuestra.

Estoy agradecido de recibiros en el Corazón del Retiro In­terno, el lugar consagrado para nuestra adoración del Dios úni­co. Estoy agradecido por vuestra continua gracia y por un mo­méntum mundial de esos devotos que han visto esa estrella de la voluntad de Dios y están decididos a traer sus frutos a sus fa­milias, comunidades y Estados.

Me gustaría deciros que si pudiera escoger un momento en la historia para encarnar y vivir para el mejoramiento de la humanidad, sería en esta hora de 1984. Vengo a aconsejaros cómo defender la Luz y asistir en el progreso y la curación de naciones y corazones.

Quiero daros, por tanto, un pedazo del mío, mi sentido de compasión, no sólo por la gente en todas partes, sino de hecho y verdaderamente por el individuo. Como una vez escribí: «Los huérfanos del Espíritu son nuestra preocupación», aquellos que no han sido instruidos en la Luz interna y no saben qué ca­mino tomar.

Muchos de vosotros comprendéis el viaje de Jesús nuestro Señor al Lejano Oriente, y comprendéis el propósito de su via­je hecho cuando era un adolescente, como lo sois muchos de vosotros que estáis aquí hoy. Fue en busca de los maestros del Lejano Oriente y de la enseñanza misma. Fue una preparación para sus años finales en Palestina1.

Y así encontró las grandes eminencias de la India, y tomó las enseñanzas del hinduismo y el budismo y las hizo revivir. Y retó, por tanto, al sacerdocio, las clases que negaban a los po­bres el florecimiento pleno de ese Espíritu. Y predicó a los pobres les devolvió la dignidad de la vida. Y por esto, los que lleva­ban las riendas del poder en la religión trataron de quitarle la vida como hicieron después en Palestina.

Amados míos, os indico uno de los más perniciosos errores de la ortodoxia hoy día, y es la mentira de que Jesús es el único Hijo de Dios y, además, que Jesús encarnó con la maestría completa de la Cristeidad y no tuvo que seguir el Sendero y rea­lizar su propio potencial Divino interno antes de empezar su misión.

Estas cosas son evidentes en las Escrituras, pero las Escri­turas han sido leídas y vueltas a leer tantas veces que el verda­dero sentido ya no es escuchado por el alma. Las capas de interpretaciones erróneas y después la eliminación de las claves mismas, han dado al cristianismo hoy día una religión diluida que no tiene el fervor o el fuego para enfrentarse a los retadores de la civilización, ya sea en el Ateísmo Mundial o en la porno­grafía o en toda clase de perversión o inmoralidad que roba la luz del alma.

Amados míos, os digo, que nada puede avanzar en la vida a menos que el individuo tenga un entendimiento verdadero de Dios y de su relación con ese Espíritu eterno. Por tanto, daos cuenta de que Jesús no vino de Dios como un alma nueva, nacida por primera vez en su encarnación en Nazaret. ¡No, os digo! Estuvo encarnado como Josué, el héroe militar del pueblo hebreo. Estuvo encarnado como José y llevó su túnica de mu­chos colores como el hijo favorito y pasó por toda clase de tri­bulaciones y persecuciones causadas por sus propios hermanos que estaban celosos de él; y sin embargo se ganó el favor del Faraón.

Amados corazones de Luz, vosotros conocéis el alma de Jesús en Elíseo, el discípulo del profeta Elías. Y sabéis que Elías vino otra vez en la persona de Juan el Bautista, como fue profe­tizado y como está escrito. Jesús dio a sus propios discípulos la confirmación de que este Juan el Bautista era Elías que había venido otra vez, ratificando así la enseñanza de la reencarnación. Aunque todavía es negado por esos cristianos que siem­pre están citando la Biblia, quienes han decidido decir que no es así. Y os voy a decir por qué dicen que no es así: ¡es porque no quieren aceptar la responsabilidad por su propio karma pa­sado!.

No podéis creer en la reencarnación a menos que también os enfrentéis y conquistéis las obras del pasado. Así, la falta de responsabilidad, debido a la educación de los niños en el Occidente hoy día, no prepara guerreros del Espíritu para enfrentar­se a las incursiones hechas por todas las fuerzas de la lujuria y la avaricia que buscan la luz de esta nación y esta ciudadela de libertad.

Entended, por tanto, que vuestra comprensión del Dios único y del Cristo único os permite ver que ese Dios único y Cristo único os han otorgado la Presencia YO SOY y el Ser Crístico como la manifestación de la Divinidad pura, no mu­chos dioses, sino un Dios. Y el Hijo de Dios puro es el Cristo Universal cuyo Cuerpo y pan son partidos por vosotros. Y por tanto, siendo participantes en esa Luz, siendo uno con el Santo Yo Crístico, vosotros también podéis atravesar las iniciaciones del discipulado como hizo Jesús. Y deberíais desear y esperar la plenitud de ese Cristo habitando en vosotros corporalmente.

¿Para qué evolución de naturaleza espiritual? ¿Por qué han venido los profetas? ¿Por qué han aparecido los avatares? ¿Por qué son hijos favoritos y todos los demás pecadores? Os digo: ¡No! Y ésta es la mentira más perniciosa, como he dicho, porque detiene a todos antes de llegar a la meta de ese supremo llamamiento en Cristo Jesús del que el apóstol habló. Y nadie se atreve a convertirse en héroe o líder o ejemplo ¡Y aquellos que lo hacen son puestos en un pedestal de idolatría en vez de ser vistos como el ejemplo!.

Lo que uno puede hacer, todos pueden hacerlo. Y ésta es la filosofía del Consejo de Darjeeling que queremos impartir. Queremos despertaros y avivaros, así como Dios ha dado po­der a los santos para hacer, para desencadenar ese potencial de vuestro corazón, esa chispa divina, y enseñaros que vida tras vida os habéis estado dirigiendo hacia ese punto del valor de ser quien verdaderamente sois y de no aceptar la filosofía de que habéis evolucionado de animales y que no podéis exceder el molde de la creación animal.

Amados míos, ¿qué va a quedar de un planeta?, ¿un humanismo científico? ¿Qué va a quedar?, ¿el socialismo mun­dial donde todos se convierten en zánganos en un movimiento planetario controlado por magnates del poder en Oriente y Occidente?.

Amados corazones, ésta es la meta de las fuerzas siniestras. Y que nadie niegue que existe un Anticristo. Porque el Anticristo es toda fuerza dentro y fuera de la psique del hombre que quiere derribar a ese verdadero y viviente Dios dentro de vosotros. Daos cuenta de que no es necesariamente una persona que aparecerá en determinado momento, sino que es la decisión por parte de muchos de personificar las fuerzas destructivas del universo para apagar la luz de la libertad, nación tras nación.

Sin la comprensión de la ecuación de Armagedón, sin la comprensión del libre albedrío, es imposible darse cuenta de que algunos han escogido el sendero siniestro de la destruc­ción, de la Mentira y del Asesino. Y sin aceptar esto, es imposible­ comprender el llamado comportamiento humano, que no es de ninguna manera humano, sino que es el comportamiento del demonio y el comportamiento de los demonios encarnados.

¿Parezco un cristiano fundamentalista? ¡Bueno, lo soy! Recordadlo bien: Yo vine primero a adorar2. Fui transformado. Fui transfigurado. Fui, si es necesario decirlo así, el primer «cristiano vuelto a nacer».

Amados corazones, sólo lo digo para que os deis cuenta de que los santos de Oriente y Occidente, se hayan puesto en con­tacto con Jesús durante su vida o después, han tenido la con­versión al Cristo. Y han percibido a ese Cristo en Buda. Han percibido a ese Cristo en Krishna. Y que nadie lo niegue, por­que cuando negáis al Hijo de Dios en uno que ha manifestado esa virtud y amor, cerráis en efecto la puerta a esa Luz que vie­ne a vuestro propio templo.

Por tanto, como veis, una enseñanza religiosa que niega el llamado que el individuo tiene de personificar ese Cristo viviente está, de hecho, proyectado por las fuerzas oscuras para negar la puerta abierta a la divinidad para todo hijo de Dios. Juan dijo: «Amados, ahora somos hijos de Dios…», y esto lo aprendió con la cabeza en el pecho de Jesús.

Por tanto, comprended el significado de ese viaje del adolescente Jesús a los Himalayas. Aquellos años perdidos -die­ciocho en número- demuestran la gran preparación de esta alma de Luz, este Hijo del hombre, este que realmente encarnó todo el resplandor de nuestro Dios. Demuestra que por medio de su ejemplo Él dejó para vosotros un registro del sendero de discipulado, que es verdadero, que es legítimo.

Y en los antiguos textos de los Vedas y los maestros de la lndia, guardados en los Himalayas y llevados en el corazón de maestros no ascendidos, existe ese registro viviente, la Ley es­crita en los templos corporales mismos de aquellos que han mantenido la vigilia de lo que estaba guardado en los antiguos templos de Lemuria. Porque aquellas enseñanzas de la ley de Dios que estaban allí, fueron transportadas a las cuevas y reti­ros de los Himalayas antes del hundimiento de ese continente. Así, yendo hacia atrás, mucho más allá de toda historia escrita, encontráis el descenso lineal de aquellos que han venido a la Tierra con un solo propósito: buscar y encontrar el hilo de contacto con Dios Todopoderoso y demostrar por medio de sus vidas una Verdad viviente.

Los hombres pueden alterar lo que está escrito. Pueden volver a escribir los códigos de la ley para acomodarse a sí mis­mos y sus costumbres bajas y denigrantes. Pero nunca pueden cambiar los registros de akasha. En akasha    -como la energía y fuerza sutiles que impregna el planeta y vuestras auras- encontraréis el registro de todas vuestras encarnaciones pasadas, de todas las previas encarnaciones de las masas de oleadas de vidas que han venido aquí de otros hogares planetarios. Encon­traréis los registros de civilizaciones.

Encontraréis que aquellos que escriben las historias para cines y libros hoy -tales como Taylor Caldwell, que escribió siendo niña una historia acerca de la Atlántida3 – han recibido la gracia de tener acceso a los registros akáshicos. Y se han puesto a escribir acerca de temas de los que no sabían nada. Y no sólo han dado a la gente toda clase de información inesti­mable que les da claves del pasado y glorias pasadas de civiliza­ciones de gran luz y logros científicos, como en las lecturas de Edgar Cayce, sino que también han mostrado una enseñanza y un sendero y un entendimiento para que cada alma individual encuentre sus verdaderas raíces, regresando hasta el nacimiento en el corazón del Gran Sol Central y el descenso a la encarnación aquí.

¿Para qué encarnar en un mundo oscurecido y una estrella oscurecida? ¿Por qué ponerse velos de carne? Es porque el alma eligió libre albedrío y el derecho de experimentar en el universo de Dios, y el Padre concedió esa petición. Y salieron como del seno de Abraham, del Gran Cuerpo Causal; y evolucionaron a esferas más y más densas. Y, ¡ay!, llegaron esas ho­ras en las que los ángeles caídos los tentaron separándolos de su primer amor y del Dios Santísimo. Y ahí empezó la densificación de la carne y la mente, y las personas perdieron el contacto con su Dios. Se olvidaron del nombre YO SOY EL QUE YO SOY.

Y Dios envió el conocimiento del verdadero monoteísmo en medio de culturas paganas, incluso a Akhenatón y luego a Moisés. Y una vez más el Gran YO SOY se convirtió en el pun­to focal como el sol -símbolo de la Presencia de Dios-, muchas manos extendiéndose como Akhenatón le vio, con el po­der de mover una nación como Moisés le percibió, y hoy la fuente de vuestra fuerza y vuestra curación como vosotros per­cibís la misma Presencia.

Pueden intentar dividir el Cuerpo de Dios en la Tierra por medio de cisma religioso y argumentación, poniendo el énfasis en la letra de la ley. ¡Hemos visto suficiente inquisición en nuestro tiempo! ¡Hemos visto suficientes guerras entre protestantes y católicos! ¿Cuál es la ganancia neta? La única verda­dera ganancia en el sendero de la religión es el Espíritu, el Espíritu Santo con el individuo y luego moviendo naciones, Yaveh moviéndose entre su pueblo, quien todavía puede extraer de América esos servidores hijos de Dios que verdaderamente manifestarán un ejemplo del sendero de libertad y discipulado con Saint Germain, el amado José.

Amados corazones de Luz, os dais cuenta de que es necesa­rio el retorno al discipulado, porque la gente se ha olvidado de su Dios. No han entendido la verdadera venida de Jesús y por eso no entienden por qué han vivido los santos, por qué han sa­crificado, por qué han dejado un registro, porque no ponen el énfasis sobre vosotros sino sobre Cristo clavado a una cruz.

Esto no os ayudará nada a menos que vosotros mismos os deis cuenta de que todo lo que estaba en este Hijo de Dios pue­de ser vuestro. Y la imitación del sendero de Jesucristo es seguramente nuestro llamado y nuestra enseñanza. Son las ense­ñanzas fundamentales del Espíritu. Son las enseñanzas dadas a los apóstoles. Es el ungimiento de los apóstoles. ¡Es la transfe­rencia del fuego, de corazón a corazón! Es saltar y hablar en lenguas. Es el poder de nuestro Dios con nosotros hasta la cu­ración. Y, sí, es el estudio absorto de las antiguas escrituras. El mismo Juan el Amado tomó de las Vedas: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Brahmán.» Amados corazones, ta­les fragmentos, tales cáscaras han quedado.

Y así, ¿qué hace una nación cuando es retada por la burla de un Gaddafi o de terroristas o cubanos o comunistas? Está dividida y es débil. ¿Qué hace cuando existen aquellos que ma­nipulan el volumen monetario y la economía? ¿Qué hace cuando los niños no saben leer y escribir y no pueden elevarse para convertirse en líderes y representantes de la todavía más grande nación de la Tierra?.

¿En qué situación queda un pueblo cuando no tiene recur­so a Dios Todopoderoso y a su Espíritu en ellos? ¿Qué pueden hacer cuando sus cuerpos están acosados por drogas, cuando están aprisionados por la violencia, cuando la primera cosa en que piensan cuando terminan de trabajar es en toda clase de placer y entretenimiento? Os digo, si Occidente va a ser salva­do de lo que está tramado por los oscuros en este planeta, tiene que haber un fervor creciente y un retorno a los primeros prin­cipios de la Iglesia y el Estado.

¿Cómo les diremos? ¿Cómo van a ser enseñados por Dios cuando los falsos pastores han invadido los templos y denun­ciado incluso la comunión misma de los santos que nosotros disfrutamos con vosotros y vosotros con nosotros en este Espí­ritu de la Gran Hermandad Blanca? Los hermanos y hermanas de Luz en la Tierra tienen el derecho, dispuesto por Jesucristo, de comulgar con hermanos y hermanas en el cielo; no por me­dios psíquicos o astrales, sino por medio del verdadero Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo es el Consolador y el Instructor que ha venido a vosotros para traer todas esas cosas a vuestra memoria que Jesús os enseñó.

¿Cuándo os enseñó esas cosas que ahora se os recuerda? ¿Cuándo? ¿Estabais todos en Galilea? No es posible que las decenas de  miles y millones que se adscriben al sendero de la Hermandad en este planeta hayan estado allí en la carne. Y así, Jesús os habló a todos vosotros, a quienes predicó en todas las octavas del ser en esa hora y misión. Porque el Hijo de Dios verdaderamente habló desde los retiros etéricos, y el mundo entero le escuchó.

¿Creéis que su fama se difundió sólo por los apóstoles o sólo por rumores como dicen en la India? Os digo que no. El poder de la presencia de Jesucristo en la Tierra ha sido el poder de ponerse en contacto con toda alma viviente estos dos mil años con el conocimiento interno y el sentido del honor de la presencia de Cristo en ellos. Y esa enseñanza continúa a pesar de lo que digan en sus mezquitas o sinagogas o templos.

Porque el Cristo viviente sí pastorea a los suyos, nación a nación y por la razón siguiente: Las personas distinguen el bien del mal, saben lo que debería ser y lo que no debería ser, saben lo que es malo si se permiten a sí mismos percibirlo. Y, por tanto, los Valores perduran. El código de honor está pre­sente con las idas y venidas de los filósofos y psicólogos y todos los demás que ahora dicen: «esto está bien», y luego dicen: «esto está mal».

El bien y el mal relativos no son la historia de vuestra vida. Poned eso a un lado y reconoced que el Bien Absoluto de Dios presente en vosotros es el poder para devorar las fuerzas del Mal Absoluto, que es en primer lugar esa tiranía sobre el alma, el espíritu y el corazón del hombre.

Nosotros, el Consejo de Darjeeling, reunido en esta hora del solsticio de verano, nos dirigimos a nuestros chelas por todo el mundo aquí y en el Espíritu. Y os convocamos (como se ha sido dicho antes, pero lo decimos otra vez) a un nuevo nacimiento de libertad, esta vez a un nacimiento espiritual de li­bertad.

Os recomiendo que busquéis la presencia con vosotros del Espíritu Santo. Os recomiendo un sendero de devoción. Os recomiendo el sendero que siempre ha funcionado para aquellos que lo han aplicado verdadera y sinceramente tal como Jesús lo enseñó: oración y ayuno, sacrificio y devociones, oraciones a Dios y servicio a los pobres y débiles. Éste es el sendero del saldar el karma revistiéndose con la conciencia de Dios día tras día, siendo el instrumento del flujo del poderoso Río de la Vida.

Éste es el mensaje del discipulado del adolescente Jesús, que fue a buscar a su maestro Maitreya, que fue a sentarse a los pies del Buda que había venido y se había ido quinientos años antes de su viaje. Fue a sentarse a los pies de esos maestros que habían ido antes que él. Y se detuvo en Luxor para ser iniciado en los primeros pasos del templo de la iniciación, cuando podía haber recibido el manto completo del Maestro de ese templo.4

Jesús tributó homenaje y mostró deferencia hacia el orden de la Jerarquía. Y esto lo veis bien documentado en las Sagra­das Escrituras en la hora de su transfiguración, el Padre y el Hijo ordenando la presencia del Maestro Ascendido Moisés, la presencia del Maestro Ascendido Elías. Ellos hablaron con Je­sús, ¡hablaron con él! Los Maestros Ascendidos hablaron con el Hijo no ascendido de Dios; y sus discípulos Pedro, Santiago y Juan fueron testigos y escribieron de esto5 y está explicado en los Evangelios.

Éste es el ejemplo Inequívoco de la cadena de la Jerarquía. Ilustra que había algunos que ascendieron y estaban en el cielo con Dios antes que Jesús; como Enoc, que caminó con Dios y desapareció, porque le llevó Dios.

Así, los antiguos que existieron con anterioridad fueron llevados por Dios. Así os dais cuenta de que el sendero que Jesús siguió no fue nunca una excepción, no fue algo único y excepcional donde una vida expiaría por siempre los pecados de muchos, sino el ejemplo de lo que se había hecho una y otra y otra vez; siempre el avatar viniendo a dar a los discípulos en la Tierra el ejemplo de que hay un escape de la Muerte y el Infierno y de la ronda de sufrimiento. Hay un camino de autotrascendencia. La muerte no es el fin de la vida.

Y al separarse el velo en esa hora es bueno estar preparado, haber tejido el Cuerpo Solar Inmortal que Jesús llama el vesti­do de boda. Y él dijo al que fue al banquete de boda: «Amigo, ¿cómo entraste, sin estar vestido de boda? ¡Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de afuera!».

El vestido de boda es el cuerpo espiritual que tejéis con la Palabra y la Obra de Dios. Es el aura ardiente de los santos, y es el medio de transportar el alma a aquellas octavas de Luz desde donde descendisteis a este bajo estado de carne, como se dice y a las que regresaréis.

Amados míos, la oración: «Venga a nos tu reino así en la tierra como en el cielo» es la oración de los santos que quieren traer esa luz enrarecida de la octava etérica a la física, que quie­ren traer a este plano terrenal tal vez una Utopía -un nuevo mundo, una Nueva Atlántida, una manera de vivir que puede exceder a ésta, donde la gente pueda estar libre del dolor y enfermedades mortales causadas no sólo por su karma, sino por las sustancias químicas, comida impura, sustancias que ponen en sus cuerpos-, un mundo libre de guerras y de la erupción de violencia que proviene de las entrañas de aquellos cuyo libre albedrío ha sido usado para comprometerlos en un sendero de error.

Y el error lleva a la irrealidad. Y la irrealidad lleva a la locu­ra. Así, los locos acechan por la Tierra tomando vidas inocen­tes. Los locos toman la vida del nonato y lo llaman el derecho de la mujer. ¡El derecho de la mujer de matar a su hijo! ¿Está ella liberada? ¡No! Está esclavizada a un dolor que roe sus entrañas durante el resto de su vida y en encarnaciones futuras hasta que es resuelto.

Ofreciendo libertad, siembran corrupción, corrupción del espíritu y del alma y no del cuerpo. Y por eso los peligros de esta era son tan grandes. Y por eso digo que éste es el mayor momento en toda la historia para que todos y cada uno de vosotros dé su testimonio y establezca ese contacto con Dios que todos los que han ido antes que vosotros han establecido, y se han convertido de esa manera en instrumentos de la Luz, el poder espiritual y la curación y del mantenimiento del equilibrio de naciones.

La prueba abrumadora está de parte del sendero del disci­pulado. Tiene una coherencia de decenas y miles de años. No encontraréis ninguna diferencia, salvo quizá de una manera leve en la forma o el ritual, en los senderos de los santos de Oriente u Occidente. No hay diferencia en la luz de la mirada o el brillo del aura o el poder de los chakras o la habilidad novi­cia de transmutación y alquimia que viene a vuestra vida cuan­do empezáis a invocar la Llama Violeta.

La coherencia de este sendero, junto con la absoluta incoherencia de las facciones del protestantismo, el catolicismo, el judaísmo o de los musulmanes que discuten perpetuamente uno con el otro y permanecen separados y divididos ¡porque no pueden ponerse de acuerdo sobre la letra! Y se han aparta­do del verdadero Espíritu. E incluso en ese espíritu de ecumenismo, amados míos, encontráis que no han llegado a la resolu­ción de su doctrina ni han dado a sus rebaños el poder de Dios para cambiar la marea de condiciones mundiales.

Entended, todos vosotros sin excepción, la gran alegría, como cuando un niño se regocija en su primer paso, en la pri­mera palabra que puede deletrear o leer o identificar en un cartel, en la primera pieza que puede tocar en el piano o en una corona de laurel dada en su graduación. Entended que el sen­dero del logro -esforzándose, participando en la carrera, ganando la copa de oro- es un sendero que refleja el sendero del discipulado para todos. Es el sentido interior que dice: «He trabajado, he dominado; Dios conmigo y por su gracia. Y porque sé quien YO SOY y Dios está conmigo, yo puedo hacer estas cosas».

Es como tenerlo en vuestro bolsillo. Es algo que habéis he­cho. Cuando y si alguna vez fuera el caso que un maestro hicie­ra por el discípulo lo que sólo el discípulo puede hacer por sí mismo, el discípulo sería como el niño o como cualquiera de vosotros. La persona a quien se le da algo sin responsabilidad, esfuerzo y trabajo, sin logro interior, se siente agraviado por el individuo que le da esa recompensa sin esfuerzo.

Así, los falsos pastores que predican, crean de hecho una relación servil entre pecadores y un hijo favorito, e interna y subconscientemente realmente lo que está operando es el odio a Cristo. Es una maniobra psicológica de los ángeles caídos que predican fuego infernal y azufre y un miedo enorme y un Dios iracundo y la promesa de infierno y condenación eternos a aquellos que no se arrepientan. Éstas son las prédicas del Demonio que ha creado una religión alternativa a la verdadera enseñanza de Jesucristo.

Daos cuenta de esto: que muchos pastores que son así adoctrinados no tienen tendencia al mal, sino que simplemente han seguido la filosofía común que se les ha dado y que ha continuado durante generaciones. La prueba está en el budín. La prueba está en la acción. ¿Dónde están los resultados? ¿Dónde están los resultados?.

Cuando Billy Graham va al mundo comunista y declara que todo está bien y que los bautistas tienen libertad y que de­berían someterse a sus gobiernos, ¿cómo puede estar todo bien cuando, no teniendo el poder de retar al comunismo, ellos deciden rendirse y recomendar que los verdaderos cristianos se sometan a la brutalidad que sigue existiendo hoy y a las persecuciones?.

¿Quién va a clamar al Dios viviente y a pronunciarse y a estar dispuesto a ser un tonto por Cristo?.

Amados corazones, miramos aquí y allá por toda la faz de la Tierra y verdaderamente declaramos que esos individuos aislados como el reverendo Wurmbrand que están decididos a contar la verdadera historia de la tortura y el tormento de cristianos, éstos son aquellos cuya voz de la Verdad nunca será negada. ¡La llama de la libertad no puede ser apagada! Habla en muchos, muchos corazones. Estamos aquí convocando a los poderosos arcángeles para que vayan con sus legiones de Luz a liberar a esas almas que están aprisionadas, a liberarlas de las pesadillas astrales de demonios y desencarnados que atacan la mente y el cuerpo.

¿Quién va a ponerse en pie y a gritar: «¡Atrocidad!»? ¿Dón­de están las naciones cristianas que deberían estar en defensa de los luchadores de la libertad? ¿Quién de entre los que tie­nen la mayor tendencia hacia lo liberal e izquierdista pudo justificar la invasión y destrucción soviética en Afganistán? ¿Quién puede aprobar que se dejen caer juguetes que cuando son recogidos por los niños los mutilan para toda la vida? ¿Quién puede defender el sistema (daos cuenta, en el nombre de Jesús) que resulta en la destrucción de almas y naciones una a una? ¿Quién puede llamarse cristiano si no corre a su ayuda y les da esa ayuda que deben recibir si esa nación va a perdurar?.

¡Lo que está ocurriendo en el planeta, os digo, es el resulta­do de la debilidad de la religión misma y de una escasez de lí­deres religiosos! Por eso venimos a daros nuestro moméntum -y el moméntum del Espíritu Santo que está con nosotros- ­para que vuestro fervor por la libertad y por la voluntad de Dios os pueda llevar a esas avenidas que escojáis y a las que os lleve vuestro yo interno, donde podáis proteger los derechos humanos dondequiera que vosotros podáis fijar los límites, dondequiera que debáis fijar los límites.

Porque seguramente en alguna parte, alguna injusticia debe decir a vuestro corazón: «¡No puedo vivir en el honor y la integridad de mi alma y permitir que esta injusticia continúe! Debo decidir de qué lado estoy. Debo hablar. Debo informar. ¡Debo mostrar que la humanidad no necesita bajar a esta degradación de negar la dignidad de cualquier hombre o mujer o niño en cualquier parte en la Tierra y su libertad de ser y encontrar ­a Dios!»

El único propósito de la vida es encontrar a Dios -encon­trar a Dios en vosotros mismos y vuestros talentos y vuestro llamado y vuestra labor sagrada- y dotar cualquier cosa que hagáis con su Espíritu. Puede que digan otra cosa, pero cuando se llega a las profundidades del alma, nadie en este mundo es feliz hasta que ha hecho la paz con su Dios, su Presencia YO SOY. Hay muchos que negarían esto, pero, ¿son verdaderamente fe­lices? Dicen que son felices, pero no han conocido la alegría de la Realidad. Muchos están locos, muchos están atados, y, sin embargo, ¿toman el sendero hacia Dios?.

¿Por qué no toman el Sendero? ¿Es porque se les ha dado desde la infancia con tanta aversión, con fallas tan obvias, que se han convertido en ateos y agnósticos en vez de escuchar la misma perogrullada domingo tras domingo? Mucha gente ha aprendido a odiar a Dios en las iglesias porque nunca se les ha dicho que hay un sendero excitante esperándolos, el sendero de regreso al Hogar que os permite día tras día conocer la ale­gría de hacer más por los que están en necesidad porque hay, más de Dios en vosotros.

¿Habéis pensado alguna vez acerca de eso, que las iglesias apartan a mucha gente de Dios, el verdadero y viviente Dios, la realidad del camino de la cruz, la realidad de la vida como de­bería ser? Os puedo decir sin ambigüedad que las doctrinas enseñadas­ hoy en las religiones principales en Occidente nunca darán a la gente la capacidad de salvar a sus naciones.

¿Predico una clase particular de religión? No. Las Ense­ñanzas de los Maestros Ascendidos incorporan el sendero que el Cuerpo Místico de Dios ha caminado por toda la eternidad. Ni siquiera es único de este sistema planetario. Es el mismo descenso del alma al gran experimento en libertad y libre albedrío, encontrándose con todas las fuerzas que pretenden ser el adversario cuando el único enemigo verdadero está dentro. Y ése es el conocimiento supremo: Hombre, conócete a ti mismo y conócete a ti mismo como Dios, y sabe que el único enemigo que puede vencer en tu vida es tu propio miedo o división interna o concesión, o falta de verdadera entrega a Dios.

¿Es esto una iglesia? Os digo que no, es mucho más. Es un movimiento. Es una revolución para regresar a los fundamen­tos de todo avatar que ha comenzado un sendero de libertad, desarrollado específicamente para las oleadas de vida o las na­ciones o las épocas en las que han venido. Por tanto, vosotros no  encontráis nada peculiar al dar un canto budista o un ave­maría o un padrenuestro, o al comulgar con el Arcángel Mi­guel o al hablar con Gabriel, absolutamente nada peculiar. Bueno, se dijo de los hebreos que eran un pueblo peculiar, y lo que era diferente en ellos era que conocían a su Dios.

Pido que este viaje que habéis hecho como una peregrina­ción a nuestro santuario de Luz, dedicado como el Shambala Occidental, os brinde la oportunidad de examinar vuestra alma y que tal vez algo que hayamos dicho o escrito sea la chispa que os conecte con ese potencial divino que ha estado dormido durante eones.

Es el avivamiento lo que queremos transmitir. Es el poder nativo de Dios para vosotros. Y es especialmente el amor de nuestras bandas y huestes hacia vosotros personalmente como nuestros hermanos y hermanas. Permanecemos en la Tierra por vosotros y millones de otras personas que verdaderamente actuarían mejor si tuvieran más conocimiento, que verdadera­mente desean conocer la Verdad y que persiguen a muchos hombres rectos pensando que están sirviendo a Dios.

El sendero de la Llama Violeta y la Palabra Hablada, ama­dos, es ciertamente el sendero que puede levantar los escom­bros acumulados de densidad de los siglos, la cubierta de los chakras, la limitación del cerebro humano porque ha perdido el impulso del cordón de cristal y el flujo de luz. La humanidad no necesita unirse a la computadora para ganar poderes sobrehumanos, sino simplemente unirse con el Cristo viviente.

Pido cada día que esta nación y toda la gente de la Tierra no tenga que llegar a conocer la Verdad por medio de la adversidad, por medio de la guerra nuclear, por medio de un colapso económico. Confío que rezaréis conmigo de esta manera por­que, amados, la oración de los justos -aquellos que usan la ley justa, el uso correcto de la ley de la ciencia de la Palabra Habla­da- ayuda mucho.

Y así, digamos:

Nuestro Padre celestial, te suplicamos en el nombre de los santos que han ido antes y la querida gente de esta Tierra, que la iluminación venga por el poder de los arcángeles, por la interacción de ángeles y hombres y por el Santo Consolador.

Padre nuestro, te pedimos hoy y cada día que traigas cu­ración, luz y consuelo, paz y la percepción del enemigo de sus almas.

¡Oh Dios, envía a tu Ángel de Fe, el Arcángel Miguel, a ayudarlos! .Envía a ese santo de Dios para que no sean quita­dos de la pantalla de la vida de manera prematura y no pier­dan así la oportunidad de cumplir su plan divino y de glorifi­carte.

Nuestro Padre celestial, haznos mayordomos de tu gracia y tu Vida abundante. Haznos responsables del cuidado de los enfermos y los necesitados. Danos un corazón comprensivo para caminar muchos kilómetros con nuestro hermano.

Nuestro Padre celestial, oramos por toda alma de Jesús en la Tierra, todos aquellos que son los amantes de su corazón, los que verdaderamente te adoran a través de él aunque hayan sido limitados por la ortodoxia en cualquier forma.

Llamo a las legiones de la Verdad, y en el nombre del Hijo de Dios, yo, El Morya, llamo a las doce legiones de án­geles del Señor Cristo para que desciendan a rescatar a las iglesias este día para que puedan ser llenadas con tu verda­dero Espíritu y no con los espíritus de la noche que apresan sus cuerpos y sus chakras, haciéndolos retorcerse o bailar o brincar o gritar o llorar.

Yo, como el Chohán del Primer Rayo, demando el exor­cismo de las iglesias de esos espíritus malignos y el exorcismo de toda forma de demonio que los incitan a que se apar­ten del verdadero y viviente Espíritu del Espíritu Santo.

Maha Chohán, entra en ellos y púrgalos y que el fuego viviente de la verdadera libertad y la verdadera adoración esté en ellos. Porque éstos son tus corazones, Padre nuestro. Libéralos, y que se conviertan en ardientes discípulos, poniéndose de parte de la defensa en vez de apoyar el pacifis­mo del Demonio.

Oh, Palabra viviente, como tú has escrito, también yo he tomado mi pluma este día y he escrito mi mensaje en clave en los corazones de los míos. Es mi nomeolvides.

Queridos chelas de la voluntad de Dios, con fervor y fe, pe­lead la buena batalla y ganad terreno para la Realidad. ¡Atad la irrealidad y la ilusión y liberad a los cautivos! Porque es vuestra misión y vuestro deseo y todo vuestro amor cumplido.

Me quedo con vosotros como un mentor en el Sendero, siempre deseoso de ayudaros, especialmente en vuestros llama­dos por gobierno Divino y Vida abundante en la economía.

En el nombre de mi maestro y amigo de Luz, el Gran Di­rector Divino, en la alegría de mi compañero de trabajo, Saint Germain, YO SOY El Morya Khan.

 

(2 de julio de 1984, Rancho Royal Teton – Montana)

NOTAS: 1) Ver Los años perdidos de Jesús de E.C. Prophet
2) En el siglo I a. de C., El Morya estuvo encarnado como Melchor, uno de los tres Reyes Magos
3) Ver The Romance of Atlantis de Taylor Caldwell
4) Seraphis Bey, Perlas de Sabiduría de 1967, vol 10, nº 16; “El Estandarte de la humildad”, en Actas sobre la Ascensión.
5) Mateo 17:1-3; Hechos de Juan 90-91; Apocalipsis de Pedro 4-20 (fragmento Akhmim).Véase M.R. James, trad., Apocryphal New Testament (Londes: Oxfort University Press, 1924- págs, 251-52,518-19).
 
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