«El término "telepatía" proviene del griego y alude a la capacidad de experimentar formas de comunicación a distancia.»

TELEPATÍA CÓSMICA – Ricardo González

«El término “telepatía” proviene del griego y alude a la capacidad de experimentar formas de comunicación a distancia.»

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La palabra cosmos, en latín, significa “universo”. En griego, Kósmos significa “orden”: la antítesis del caos. En otra palabras: cosmos es el conjunto organizado de todo lo existente.

“Telepatía” también proviene del griego y alude a la capacidad de experimentar formas de comunicación a distancia (del griego tÄ“le, “lejos” y pathéein, “sufrir”, “experimentar”). La telepatía cósmica, de acuerdo a mi investigación, sería la forma de comunicación universal, la auténtica “lengua” de los extraterrestres. Pero, ¿el ser humano tiene esa capacidad? ¿Este poder que se enreda oculto en la mente puede despertarse?

Hay muchos casos célebres de telepatía en la historia humana. Por mencionar uno, citaré a Creso, rey de Lidia, quien en el siglo VI a. C. decidió consultar varios oráculos para ver cuál de ellos era genuino. Se dice que Creso envió siete mensajeros a distintos enclaves sagrados. La prueba consistía en preguntar al oráculo, en el día cien de la partida del mensajero, qué era lo que el rey estaba haciendo en ese preciso momento. Las respuestas serían anotadas por los mensajeros y enviadas al monarca.

Hubo una sola respuesta que llegó a Creso, procedente del famoso oráculo de Apolo en Delfos. La pitonisa -también llamada “Pitia”, término heredado del dragón mitológico “Pitón”-, aún antes de que el mensajero formulara la pregunta describió la operación de Creso y precisó lo que el rey emprendía en ese mismísimo momento, en secreto, en su palacio1. ¿Fue un caso de “telepatía” entre la pitonisa y el rey Creso? ¿Un enlace potenciado por un lugar de poder como es Delfos? Estuve personalmente en Delfos y considero de que ese lugar “amplifica” la sensibilidad extrasensorial del individuo. Un asunto que no es ajeno a los encuentros cercanos y los escenarios que suelen elegir los extraterrestres.

En 1930, el escritor estadounidense Upton Sinclair -ganador del Premio Pulitzer en 1943-, publicó su famoso libro Mental Radio, con prólogo de su amigo Albert Einstein, ni más ni menos. En el referido texto Sinclair describe la asombrosa capacidad de su esposa de reproducir dibujos suyos a distancia, incluso estando muy alejados el uno del otro. Aunque el prólogo de Einstein no es garantía de nada -el físico, siendo escéptico del tema, lo escribió solo para apoyar a su amigo escritor-, lo cierto es que este hecho que describe Sinclair es muy común: ¿alguna vez le ocurrió al lector pensar de improviso en una persona que conocía, y hacía tiempo no veía, y al cabo de unos instantes esa persona se comunicaba o aparecía? ¿O estar “tarareando” una canción en la mente y de pronto alguien del entorno la empezaba a cantar? Este tipo de hechos ha desatado encarnizadas batallas intelectuales sobre la telepatía.

Sin embargo, más allá de los rabiosos ataques de los detractores de lo paranormal, hay muchos estudios científicos sobre la telepatía, desde los que llevó a cabo la Unión Soviética y los Estados Unidos en la tristemente recordada Guerra Fría -el MK Ultra es un ejemplo-, a experimentos más recientes, como los que encaró la universidad de Washington en 2015: usando una tecnología que permite una conexión directa de cerebro a cerebro a través de neuroestímulos y neuroimágenes, los científicos lograron comunicar a dos individuos situados a más de un kilómetro de distancia. Increíble. Algo no muy diferente a lo que intentó el ingeniero soviético Vladimir Fidelman, investigador de la Sección de Bio-Información del Instituto Popov de Moscú. Fidelman, a fines de la década de 1960, ideó un sistema que también estaba basado en estímulos visuales y sensoriales. Una de las pruebas consistía en pedirle al “emisor” que observara detenidamente una cartulina con un número estampado. La cartulina era iluminada por la luz de una lámpara. Luego, el emisor debía repetir verbalmente el número visualizado al compás de la luz que se encendía y se apagaba, enviando así esa imagen mental a un receptor situado a más de un kilómetro de distancia. De acuerdo a Fidelman, el experimento tuvo un éxito del 74,62%. Otro episodio a menudo muy citado es el que protagonizó el célebre astronauta Edgar Mitchell -a quien tuve el honor de conocer en una reunión privada en los Estados Unidos-. El sexto hombre en caminar en la Luna realizó un experimento de telepatía -a espaldas de la NASA, desde luego- mientras se hallaba a bordo del módulo lunar en la misión Apolo 14 (1971). Aunque el éxito de este ejercicio con las polémicas cartas Zener fue parcial, sentó un precedente en la investigación de la telepatía. ¡Edgar Mitchell se hallaba en el espacio y desde allí intentó comunicarse con un colaborador en la Tierra!

Pero la telepatía, como ya adelanté, no es un fenómeno que solo afecte a los humanos.

Aparece en la dinámica de los contactos con “ellos”…

RICARDO GONZÁLEZ
Extraído de su libro «Protocolos de contacto»
Más libros del autor: amzn.to/39wmpwE
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