«Lo más importante es que te des cuenta de que eres diferente y que estás aportando algo nuevo.»
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Amados hombres y mujeres:
¡Yo Soy la voz de la Tierra!
Os saludo a todos; bienvenidos seáis aquellos que estéis escuchando este mensaje.
Siente cómo tu cuerpo se relaja y eres llevado por mí. Yo soy el alma de la Tierra, la conciencia que impregna la Naturaleza y, por ende, también a vosotros, porque, como seres humanos, sois parte de la Naturaleza.
Todas las células de tu cuerpo, la sangre, los órganos, todos los músculos, respiran al ritmo de mi alma. Estás conectado conmigo, aunque la mayoría de las personas apenas se den cuenta de ello. Siente esa conexión ahora, siente mi ritmo, mi respiración…
Además, si eres mujer, estás profundamente unida a mi corazón, el corazón de la Tierra. Yo Soy una conciencia femenina y conecto todas las cosas. La corriente de mi conciencia fluye a través de los minerales, las plantas, los animales, los humanos… A todo me vinculo y lo sostengo todo; lo nutro todo y todo lo aprecio.
Pero no me subestimes, porque también poseo una gran fuerza. Puedo provocar terremotos y maremotos y hacer que los volcanes entren en erupción. Esas son mis fuerzas elementales, no son agresivas ni están enfocadas en la destrucción, sino que más bien se centran en restaurar el equilibrio de manera deliberada. Lo que provoca que viváis en desequilibrio es la generación de tanta energía mental por parte de la Humanidad, y esa energía está afectando a toda la Tierra. La energía mental puede ser dura y a menudo hostil hacia el curso fundamental de la vida misma.
Todos habéis internalizado esa energía mental. Pero, por favor, no me malinterpretéis: como una facultad del ser humano que es, pensar es una habilidad buena y valiosa y, cuando va unido al corazón y al alma, el pensamiento ofrece muchas posibilidades y poderes creativos. Sin embargo, si el pensamiento está separado de la vida misma y ya no reconoce ni valora la conciencia que existe en todos los seres vivos, entonces te desvía del camino. El pensamiento se separa del todo y se vuelve violento, ya sea o no consciente de tal violencia.
Cuando eres mujer, posees energía femenina, pero también hay energía masculina en ti, así como en los hombres hay energía femenina. Y como alma, eres universal, lo que significa que posees ambas energías. Sin embargo, como mujer, tienes acceso a cierta energía femenina que no se le otorga al hombre. Como yo, vosotros tenéis el poder para uniros con todo lo que se manifiesta en la Tierra y nutrir la Unidad. Al igual que yo, tú tienes el poder para crear unidad, y ese es el poder de tu corazón.
Vosotros, aquellos a quienes me dirijo, tenéis el corazón abierto y queréis aliviar el sufrimiento en el mundo. Estáis unidos a la Unidad de Todo y en vuestra alma sentís el deseo de contribuir a la restauración del equilibrio en la Tierra y de la Humanidad. Esa es tu vocación.
Pero al mismo tiempo, también sois un ser humano que ha encarnado aquí y se ha sumergido en esta realidad terrenal. Os habéis perdido y descarrilado y el poder vinculante que poseéis puede tener un lado muy doloroso.
En ti hay un intenso anhelo de conexión, un deseo de ser una presencia sanadora en toda relación. Eres como un ángel en la Tierra que ha sido llamado a difundir la Luz, pero también eres humano, un humano-niño. Estás dañado emocionalmente y el poder de vinculación y conexión que posees es el que más dolor te ha causado. Y, tristemente, eso te ha decepcionado.
No todo el mundo puede recibir lo que tú tienes para ofrecer. No todos pueden aceptar tu profundidad, tu visión penetrante y tu Luz, y eso te duele.
Este tema se manifiesta tanto en tus relaciones personales como en tu trabajo y esfuerzos creativos. Quieres manifestarte desde el alma y ese es un intenso impulso que proviene de tu interior. Sin embargo, al mismo tiempo, tienes que lidiar con la resistencia de las personas y del mundo que te rodea y que te devuelve a ti mismo. Y entonces, te preguntas: «¿Por qué no sale bien? ¿Estoy donde tendría que estar? ¿Qué estoy haciendo aquí?»
Ese es un dilema triste y muy difícil para vosotros porque a menudo negáis vuestra Luz y dudáis de vuestra verdadera naturaleza.
Quiero extenderos la mano porque es sumamente importante que sigáis creyendo en vuestra Luz y en vuestro destino. Tu Luz contribuye al Todo. No se trata sólo de ti como individuo, porque tú fuiste llamado a encarnar aquí en la Tierra y respondiste a ese llamado desde el nivel del alma. Sin embargo, tras convertirte en un ser humano, es difícil recordar por qué estás aquí. Necesitas recordarte a ti mismo que tu Luz es pura y verdadera, que surge de una fuente de amor y de un deseo de verdad y apertura.
Si eres alguien que siente ese impulso de unión, amor y verdad, lo más importante es que te des cuenta de que eres diferente y que estás aportando algo nuevo.
Mientras un niño hace todo lo posible por adaptarse para encajar, pertenecer al mundo y ser protegido, hay algo en su alma que va en contra de ese deseo y que no quiere adaptarse a viejas estructuras, a energías que reprimen y ocultan. Quieres quitarte el velo de lo viejo y atravesarlo, y ese es un impulso que cala muy hondo y que jamás podrás negar.
Eso sucede de la siguiente forma: El niño que hay en ti busca protección y seguridad, pero no puede encontrarlas en un entorno basado en viejas energías, por lo que siempre se siente solo y extremadamente vulnerable. Sin embargo, es precisamente en esos momentos cuando eres llamado como alma, como el Ángel que eres, a proteger a ese niño y a nutrirlo, dejando al mismo tiempo que tu Luz interior brille como la de un precursor, alguien que trae algo nuevo.
Abrazar a tu niño interior y liberarlo de la necesidad de reconocimiento y aprecio del mundo exterior, requiere de un poderoso despertar interior. El reconocimiento y el aprecio de los demás puede ser algo empoderador, pero sólo si antes reconoces tu valor. Haciéndolo así, tu valor interior se combina con lo que recibes de los demás. Pero, si no te valoras a ti mismo y constantemente buscas la aprobación externa, entonces presionas al niño interior para que se ajuste al antiguo papel de alguien que se adapta y que no se muestra tal y como es realmente.
Llegará un momento en el que dejes de lado la necesidad de contar con la aprobación de los demás y te quedes solo y te defiendas a ti mismo. Y eso sucederá eventualmente, porque es la única manera en que realmente puedes ser tú mismo en esta realidad y manifestar el llamado de tu alma.
Cuando retiras tu energía del mundo exterior y te centras completamente en proteger y nutrir a tu niño interior, te vuelves más grande. Y cuando lo haces así, la energía de tu alma se vuelve más tangible y se manifiesta en este mundo.
También es importante tener en cuenta que no todo el mundo está preparado para reflejar su Luz. Para ello, es necesario estar en sintonía, a través de la conexión con el niño interior, para saber dónde se puede dejar que la Luz de uno fluya y dónde puede recibirse.
Para finalizar, os pido que, durante un momento, os centréis en la siguiente imagen: Imagina que una luz, un sol interior, arde en tu corazón y que, conscientemente, tú te diriges hacia a esa luz. Imagina que en tu abdomen vive un niño que se siente bendecido y protegido por tu luz solar. El anhelo más profundo de tu niño interior es que seas consciente de que eres grande y precioso. Siente la conexión entre tu corazón y tu abdomen.
Ahora toma una situación cotidiana de tu vida sobre la cual tengas dudas, algo que te cause confusión. Imagina que estás en medio de esa situación con la conciencia centrada en tu corazón. Tu corazón está abierto y listo para conectarse con el exterior, pero también sabes que tu niño interior estará en una situación que no podrá recibirlo por completo. Observa la situación y siente si tu luz puede fluir hacia esa situación, si puede ser bien recibida allí y si tu niño interior se siente cómodo y seguro. Si sientes que tu Luz no es recibida por una situación particular o por ciertas personas, es porque no te corresponde darla. La cuestión es estar en sintonía con la situación y si no es adecuada para ti, lo mejor será que te retires.
Ofrece tu Luz a las personas y a las situaciones que puedan apreciarla y absorberla y tu Luz fluirá fácilmente y retornará a ti de muchas maneras. Y esa es la intención: La intención es el equilibrio. No se trata de que seas solo un dador; se trata de nutrir y cerrar el círculo. Si lo que das, lo das con respeto hacia ti mismo siendo consciente de tus limitaciones, lo recibirás de vuelta. Esta es una lección muy importante para las personas sensibles que fácilmente sintonizan con los demás y que tienden a dar demasiado.
Toma conciencia de quién eres, de tu grandeza y de que no todos pueden recibirte; recuerda que dentro de ti hay un niño que ha sido herido y que necesita cariño y protección. Una vez que te has dado cuenta de eso, todo cambia; estás más firme en ti mismo e irradias tu Luz.
¡Muchas gracias por vuestra atención!
LA TIERRA
Canalizado por Pamela Kribbe
Adaptación de Mi Voz Es Tu Voz
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