«Mantén firmemente tu fe en la Divina Voluntad de Dios Padre/Madre, pues ella guía tu despertar y te conecta con el Amor eterno.»

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Amados:

La humanidad está despertando y hay muchas señales de ello en todo el mundo. El caos y la confusión, el conflicto, el dolor y el sufrimiento con los que prácticamente todos los medios de comunicación te bombardean constantemente con la intención de desviarte de la Realidad, están minando con bastante éxito tu capacidad de ser consciente de ella, ya que hacen todo lo posible para promover el miedo y la ira. No te dejes engañar, desinformar o llevar por aquellos que han sido traumatizados, que también, por supuesto, como todos vosotros, son hijos divinos de Dios, y que se les paga para distraerte de la maravilla de tu existencia, de tu profundo conocimiento interior de que eres, siempre has sido y siempre serás un ser de Amor eternamente Uno con Dios en un estado constante y absolutamente elevado de Alegría.

YA SABES que solo Dios/Amor es Real, así que sigue trayendo ese conocimiento a tu conciencia mientras vives tu vida cotidiana. Hacerlo ayuda enormemente a la colectividad humana a avanzar de manera muy positiva en el proceso de despertar.

Tu despertar está divinamente asegurado y, por lo tanto, es totalmente inevitable. Deléitate en el conocimiento que está en el interior de cada uno de vosotros y recuerda constantemente a lo largo de tu día a día que eres eterno e inseparablemente uno con Madre/Padre/Dios, AMOR. Hacer esto fortalece tu fe y confianza en el Amor eterno de Dios por ti y te ayuda enormemente a mantener y cumplir tu intención de ser amoroso en todo momento, sin importar lo que surja.

Nunca estás solo, siempre estás siendo amorosamente sostenido y cuidado por tu equipo de apoyo en los reinos no físicos. Relájate en la plena y completa aceptación del Amor de Dios que te envuelve a cada instante, a pesar de que en ciertas ocasiones no seas consciente de ello.

La falta de conciencia es un aspecto importante del estado ilusorio o de sueño de separación al que la humanidad entró hace muchos eones, pero su disolución es inminente. Mientras esperas con expectación que este maravilloso momento ocurra, ten en cuenta que el Amor que es Madre/Padre/Dios fluye hacia ti y a través de ti en todo momento para ayudarte a ti y a todos aquellos con los que interactúas de la manera apropiada. El poder y la efectividad de lo que logras al simplemente SER van mucho más allá de tu capacidad de imaginar. Sabe que en cada momento estás haciendo la Voluntad de Dios.

Elegiste estar en forma humana en este momento del proceso de despertar precisamente porque querías ayudar amorosamente en ese proceso, y lo estás consiguiendo de manera brillante. Y, por supuesto, es la Voluntad de Dios que lo hagas, porque tu elección de entrar en la forma en este momento fue y es plenamente aceptada por Él, y te ama y te honra profundamente por la valiente elección que hiciste.

Como te he dicho muchas veces, tu despertar a la conciencia de tu verdadera naturaleza, tu despertar del sueño ilusorio a la Realidad, es la Voluntad divina para ti, y también la tuya propia. Cuando elegiste involucrarte en el estado irreal de separación de la Sagrada Fuente, no tenías la intención de permanecer eternamente inconsciente de su irrealidad y, por lo tanto, sufrir eternamente el terror de la experiencia de la separación. Parte del estado irreal que experimentas como ser humano encarnado en la forma, es la aparente e intensa realidad de ello. Parece tan real porque, al venir aquí, también estableciste en ti mismo un estado de amnesia para hacer que ese estado irreal pareciera que era la única posibilidad; ocultar la Realidad de ti al encerrarte en el estado de conciencia limitada que tus cuerpos humanos podían percibir e interpretar. Es decir, crees que tu cuerpo es quien realmente eres tú y que cuando muere, ese es el final, porque parece que tus sentidos corporales son el ser viviente con el que te identificas.

Sin embargo, tú eres el Cristo, el hijo sagrado de Dios, eternamente uno con Él, eternamente en Su divina Presencia, incluso mientras permaneces casi totalmente inconsciente de la posibilidad de tal verdad. Sin embargo, en lo más profundo de vosotros mismos, el conocimiento de vuestra verdadera naturaleza permanece, y cuando pasáis tiempo en silencio y soledad, liberándoos del interminable parloteo de pensamientos que corren sin cesar por vuestra mente, recibís impulsos y sentimientos intuitivos que os llaman la atención, aunque sea brevemente, sobre la sensación de que tiene que haber mucho más en la vida de lo que os sugiere vuestra breve experiencia como humanos en la forma.

Cada uno de vosotros es un amado hijo de Dios, Quien en Su sabiduría y en el momento de vuestra elección de experimentar la separación, os proporcionó el profundo conocimiento interno y la conciencia de vuestra verdadera naturaleza. Y, al igual que el conocimiento del anhelo de la Madre, está dentro de vosotros, aguardando a que os toméis la libertad de ser conscientes de ello para luego pedir asistencia a fin de reconoceros  como realmente sois.

El estado ilusorio o de sueño es absolutamente irreal y no puede durar. Es tu intención, y nada más, lo que permite que aparentemente te encierres en un estado de conciencia extremadamente limitada, con solo la  débil intuición de que, posiblemente, seas mucho más de lo que crees que eres. Una vez que entres en ese sentido de conciencia y reconozcas tu presencia dentro de ti, será imposible volver a un estado de desconocimiento.

Finalmente, has iniciado tu viaje consciente de regreso a Casa, hacia la plena y completa conciencia de tu Naturaleza Divina, y la cognición de esa conciencia ya no la olvidará jamás.

Quienes leéis o escucháis esto ya habéis superado con creces la etapa inicial de vuestro proceso de despertar, y simplemente se os dirigirá hacia el momento más glorioso, a la par que también ayudaréis amorosamente a otros con los que interactuéis a que despierten como vosotros. Todos estáis realizando una labor divina prodigiosa que nadie más puede hacer en vuestro lugar. Manteneos firmes en vuestra fe y confiad en que Dios os acompaña en cada momento, como ciertamente lo hace.

Vuestro amoroso hermano,

JESÚS