Amados amigos:

¡Yo Soy la voz de la Tierra!

Yo Soy el suelo que hay bajo vuestros pies que os sostiene y la conciencia que anima a los minerales, las plantas, los animales y los humanos. Estoy presente en todas las formas de vida; yo os nutro y fluyo a través de vosotros. Siente mi energía fluir por tu cuerpo, por tus venas, por tus piernas y tu abdomen. Relájate en mi energía y siéntete sostenido por mí. Suelta la tensión que experimentas como ser humano, la cual proviene en gran medida de tu mente, de tus pensamientos.

Observa que todas las criaturas vivientes en la Tierra tienen conciencia y son capaces de percibir. Incluso las formas de energía más densas, como las piedras, tienen una conciencia y esa conciencia siempre contiene percepción: percibir lo que se siente, ya sea bien o no.

Esta conciencia básica está presente en todas las formas de vida. Sin embargo, ninguna de esas formas, menos los seres humanos, tiene una conciencia pensante, por lo tanto, no piensan. La capacidad de pensar es lo que os distingue de todas las demás formas de vida.

Por un momento, sé consciente del poder que está oculto dentro de la mente y de su capacidad para pensar. El pensamiento puede dirigirse de diferentes maneras. Puede dirigirse hacia cosas externas, como hacer un esfuerzo para lograr algo, o puede dirigirse hacia propósitos internos. En cambio, los reinos de las plantas y los animales son afectados por la música de un ritmo fijo que forma parte de su naturaleza esencial. Viven su vida a partir de ese ritmo y a través de su naturaleza.

Para los seres humanos, es bastante diferente. Un humano puede cambiar su destino y su suerte y emprender nuevos caminos. A través del pensamiento, puede visualizar y llegar más lejos. Sin embargo, la capacidad de pensar también contiene una trampa potencial. A través de la mente, un ser humano puede pensar que es un ser vivo separado del resto de la Naturaleza. Pero cuando un ser humano hace eso, le otorga demasiado poder a la mente. Y la humanidad ha caído en esa trampa al dar demasiado énfasis y prioridad al pensamiento, y lo ha hecho a expensas de la capacidad nutricia de la Naturaleza y la conexión de la Humanidad con el resto de la vida en la Tierra.

Así que, aunque el pensamiento posee un gran poder que puede utilizarse de formas positivas, tal poder se ha vuelto dominante. Quiere dirigir la vida, controlar y manipular la vida, y no tiene en cuenta el ritmo y el flujo natural de la vida. Siente por un momento ese vacío dentro de ti. Tú también tienes una naturaleza innata, al igual que los animales y las plantas. Esa naturaleza no es solo de tu cuerpo terrenal, bien sea masculino o femenino; esa naturaleza, que eres tú, también está animada por tu alma. Esa naturaleza está en ti, responde a un ritmo natural que te pertenece, que se adapta a tu alma.

Yo, la Tierra, le doy una cálida bienvenida a tu alma. Necesito tu luz; tú eres muy amado por mí y quisiera colaborar contigo como un alma, como un ser cósmico; juntos podemos crear una nueva realidad. Cuando tu luz cósmica me toca, se materializa. Tu luz tiene el poder de crear, más que cualquier otra criatura viviente en la Tierra, y a través de nuestra colaboración, pueden surgir nuevos caminos para la conciencia en la Tierra.

Con el poder del alma que es tu naturaleza esencial, emites chispas de luz sobre mí, la Tierra. Me impregnas con tu luz; y esa es la intención, ese es el propósito. Sin embargo, la mente, con su capacidad de pensar, se ha convertido en un poder demasiado independiente que puede interrumpir la cooperación y el flujo de tu alma hacia mí. Siente, por un momento, ese flujo natural en tu interior.

Tu naturaleza, como un alma conectada con la Tierra, se revela a través de tus sentimientos más elevados. Cada uno de vosotros conoce esos sentimientos más elevados y puede percibir los susurros del alma. Tiernamente, te dejan saber lo que te atrae, algo hacia lo cual sientes que te pertenece, que te conviene, que bueno para ti. O, bien, a veces escuchas una dulce voz que te dice que esto o aquello no para ti, que no te pertenece, que no te conviene. Estos susurros de tu naturaleza intrínseca, de tu alma, a menudo son interrumpidos por tu pensamiento, que tiene una energía mucho más dura, ya que la fuerza que impulsa gran parte del pensamiento en la Tierra es el miedo.

Si quieres controlar y dirigir la vida mediante el uso de la mente, tienes que ajustar y cambiar continuamente el flujo natural de la vida para adaptarlo a tu voluntad. De esa manera, luchas contra la vida y la naturaleza, y eso sucede en muchos de vosotros. No sales de la mente y, desde allí, tratas de navegar por la vida. Pero al final, ese enfoque hacia la vida te frustra porque no funciona.

Lo necesario es que desciendas a tu interior, así que hazlo ahora junto a mí. Siente cómo la energía de la Tierra conecta con tus pies para inmediatamente fluir a través de ti, por tus piernas, tus rodillas y tus muslos hasta la zona pélvica.

Tú eres muy bienvenido a la Tierra. Siente mi bienvenida, la alegría que tengo al recibirte y al proporcionarte lo que necesitas. Deja que tu conciencia se aleje de tu mente. Entra tranquilamente con tu conciencia en el área del corazón y siente la energía suave y abierta que reside allí.

Sí, eso es lo que eres: un Ser Cósmico que ha descendido a la Tierra.

A través de una colaboración natural conmigo, la Tierra, puedes cumplir el destino de tu alma.

Siente la serena corriente de tu corazón y observa la diferencia entre ese flujo y el de la energía que se genera al tratar de pensar en todo. El pensamiento suele ser agitado, tenso y caótico. Observa esa actividad mental de una manera objetiva y neutral. Quizá la veas como un flujo de energía que se mueve alrededor o a través de la cabeza. Percibe la frecuencia vibracional de esa energía y siente que es más áspera y menos refinada que la dulce energía de tu corazón.

Ahora, conecta el corazón con todo tu cuerpo. Deja que la suavidad que experimentas en tu corazón te envuelva completamente como un manto de luz amigable y abierto. Siente cómo esa luz se adapta a mí, la Tierra, cómo me conviene, y siéntete recibido por la Tierra.

Imagina que, rodeado de esa luz, penetras en mi núcleo, en el planeta Tierra. Literalmente, desciendes profundamente al interior de la Tierra hasta el nivel energético de mi núcleo, y no sientes estrés alguno al hacerlo, sino libertad, porque reconoces nuestras energías que fluyen juntas.

Penetra aún más en el núcleo de mi campo energético, en mi propio corazón, y siente quién soy. Si te ayuda, pídele a tu imaginación que cree una imagen que me personifique. Por ejemplo, en forma de un animal o una planta, como una flor o un árbol, algo de la Tierra, de la Naturaleza; algo que te permita conectarte conmigo en tu imaginación.

¡A través de esa imagen, mi ser, mi alma, se revela a ti!

Quiero compartir contigo, conectarme contigo, de modo que permite que lo que veas te hable, te dé un mensaje. No tiene por qué ser mediante palabras, puede ser una transferencia energética.

¡Siente cuán bienvenido eres! Nosotros te necesitamos aquí, y ahora hablo en nombre de muchas criaturas vivientes de naturaleza no humana: los animales, las plantas, los minerales, los bosques, los ríos… Ahora más que nunca, la luz de tu alma es bienvenida aquí y esa luz ya puede conectarse a la realidad terrenal y hacer que las cosas cambien. Ha llegado un nuevo tiempo, se ha alcanzado un punto de inflexión.

Todavía hay mucho que necesita cambiar; todavía hay mucho dolor entre los humanos. Pero también hay personas que tienen el corazón abierto a la luz que son en sí mismos y que reconocen mi ser como un alma afín. Quiero dedicarles las siguientes palabras especialmente a aquellos de vosotros para quienes os resulta difícil estar en la Tierra y encarnados en un cuerpo.

Te necesitamos. Yo, la Tierra, poseo grandes fuerzas. Hay un poder de autosanación que está al abasto de todas las criaturas vivientes que tienen un cuerpo terrenal; y ese poder también está dentro de ti.

Por un momento, siente ese poder positivo en tu propio cuerpo. Yo te he otorgado poderes con los que puedes equilibrarte y sanarte a ti mismo y, a cambio, tú me proporcionas algo a mí, la Tierra, y a todo lo que vive en mí; y ese algo es una Luz nueva e innovadora.

Tú me necesitas y yo te necesito, y esa necesidad no es para llenar una carencia, sino para proporcionar un alegre baile de colaboración.

Te pido que confíes en tu corazón.

Sabe que hay una fuente de sabiduría en tu conexión conmigo, la Tierra, que no está en tu mente, sino en lo más profundo de tu cuerpo. Confía en el ritmo y la naturaleza de tu cuerpo. Deja que tu Luz nutra a la conciencia colectiva de la Tierra.

Te doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón y espero que te entregues aún más a mí, porque yo soy tu compañera en esta creación y siempre estoy muy cerca.

¡Y así es!

Muy amorosamente,

LA TIERRA

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