ROMANCILLO DE MAYO – Miguel Hernández

ESCÚCHALO RECITADO…

 

 

 

 


 

LÉELO…

 

 

Por fin trajo el verde mayo

correhuelas y albahacas

a la entrada de la aldea

y al umbral de las ventanas.

 

Al verlo venir se han puesto

cintas de amor las guitarras,

celos de amor las clavijas,

las cuerdas lazos de rabia,

y relinchan impacientes

por salir de serenata.

 

En los templados establos,

donde el amor huele a paja,

a honrado estiércol y a leche,

hay un estruendo de vacas

que se enamoran a solas

y a solas rumian y braman.

Los toros de las dehesas

las oyen dentro del agua

y hunden con ira en la arena

sus enamoradas astas.

Remudan los claros ciervos

su cornamenta arbolada

igual que un ramo de rayos

y una visión de navajas.

La cabra cambia de pelo,

cambia la oveja de lana,

cambia de color el lobo

y de raíces la grama.

 

Son otras las intenciones

y son otras las palabras

en la frente y en la lengua

de la juventud temprana.

 

Los celosos chivos pierden

entre sus dientes sus barbas:

se rinden a cabezazos,

se embisten y se maltratan,

y en medio de los ganados

mueven, lo mismo que espadas

rabiosas y deseosas,

lenguas amantes y patas.

Van los asnos suspirando

reciamente por las asnas.

 

Con luna y aves, las noches

son vidrio de puro claras;

las tardes, de puro verdes,

de puro azul, esmeraldas;

plata pura las auroras

parecen de puro blancas,

y las mañanas son miel

de puro y puro doradas.

 

Campea mayo amoroso;

el amor ronda majadas,

ronda establos y pastores,

ronda puertas, ronda camas,

ronda mozas en el baile

y en el aire ronda faldas…

 

 

España (1910 – 1942)

 

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