«El orden y el caos son como una balanza en el universo y son constantes. Se necesitan y están ahí por un Bien Mayor.»

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Amadas y amados: 

¡Celebro estar con ustedes compartiendo un momento tan especial!

Muchos ciclos pasaron para llegar a este momento de no retorno, pues todo está pasando aquí y ahora y ya no queda vuelta atrás, ya es momento de estar presentes porque todo está sucediendo en este preciso instante. 

Ya sabemos que vivimos tiempos de cambios, se nota y se siente en la atmósfera y en cada respiro, en cada mirada a los rayos del sol. Te lo dice la naturaleza externa y también tu universo interno. Todo se está moviendo al compás del cambio y, en ese movimiento, mucho está en proceso de colapso, ya sea externa o internamente. Todo nos está diciendo que el tiempo del mayor cambio ha llegado ya y es, ahora más que nunca, el momento de deshacerse de las viejas estructuras. 

¿Y qué es una vieja estructura? Pues algo que fue construido sobre un viejo paradigma. Una vieja estructura es una forma anticuada que ha quedado obsoleta. Imagina que tienes la posibilidad de tener un vehículo último modelo y de primera mano, pero tú te empeñas en desplazarte con tu antiguo vehículo, el cual es más incómodo, requiere más mantenimiento y consume más. Pues bien, la única forma de deshacerse de esa vieja estructura, es a través del desapego, superando las limitaciones y las barreras creadas por los miedos; comprendiendo y aceptando que ya es hora de contar con tecnologías más avanzadas y darles paso deshaciéndose de aquello que, con toda seguridad, les sirvió en algún tramo de su vida, pero que ahora y por la propia acción de las fuerzas universales, ya no es coherente ni está alineado con tu mayor propósito.

¿Y cómo puedo enfrentar mis miedos? 

En otros mensajes ya hablamos del cambio, de la evolución, del dolor y de la importancia de las frecuencias vibratorias actuales para a traer nuevas energías y frecuencias a esta realidad.

El miedo, tal y como lo conocemos, es parte de ese viejo paradigma, como lo es también el sufrimiento.

Entonces, ¿cómo puedo soltar la pesada carga de mis miedos? Posiblemente ya lo sepas, pero te evades y lo evitas. La solución está simplemente en encarar los miedos de manera compasiva, con altura de miras, con una conciencia elevada. Encarar los miedos, significa reconocerlos, como cuando se reconoce un lugar. ¿Qué hago cuando llegamos por primera vez a un lugar? Pues contemplarlo. Tratamos de observar nuestro alrededor para adaptarnos al entorno. ¡Y qué importante es eso de adaptarse! ¡La capacidad de resiliencia! ¿Y qué ha sido de vuestra capacidad de resiliencia? Pues que el ser humano, en su gran relevancia, perdió mucha de su potencial al dejar de conectarse con lo más salvaje, con su propia naturaleza primigenia, con sus propios ciclos naturales. En lo salvaje habita una fuerza primigenia tan poderosa que puede ser creadora y también destructora. El orden y el caos nacen de lo salvaje. 

La paradoja, amados míos, está en que, para sanar el miedo, antes se tiene que haber comprendido lo que son el caos y el orden. El miedo no es ningún enemigo, acude para establecer el orden y es la trampa creada para entender nuestras limitaciones. Es una maravillosa herramienta que nos ayuda a dar un paso más. Una herramienta magnífica que nos ayuda a explorar lugares impensados y que puede estimularnos para avanzar siendo más libres. Para sanar los miedos, tiene que comprenderse el caos y su magnificencia amorosa.

La humanidad juzga el caos como si fuera una entidad desagradable, densa y poco decorosa y no aprecia ni entiende su trascendencia en la orquesta universal. 

Realiza este simple ejercicio de contemplación y observa tu realidad externa:

Observa en detalle los árboles, las montañas, los ríos, las aves, la Naturaleza en general. Verás que es un mundo de belleza, de colores, sabores y aromas, un mundo de hermosas vibraciones creado para ti. Luego, observa tu realidad interna. Visualiza tus órganos internos, tus huesos, tu carne, tus células… Todo lo que allí ves es magia y amor.

¿Qué pensarías si te dijera que todo lo que ves día y noche está lleno de caos? ¿Qué pensarías si te dijera que vives en un mundo caótico que la humanidad, de forma ilusoria, trata de ordenar a su manera?  

En el Orden Divino no existe la forma, pero el hombre la busca porque es lo que entiende y pretende que esa forma sea a su medida. Cuando la humanidad perdió el contacto con lo natural, apareció el caos. Y entonces empezó a temerle al cambio. De ahí la importancia de la resiliencia, la cual os pido por favor, que pongáis en práctica en la vida.

¿Qué pasa cuando el ser humano se sale de su zona de confort, de todo lo que él considera seguro? Pues ocurren varias cosas. La primera es que se crea un espacio de incertidumbre y temor a lo desconocido. Lo segundo pueden ser dos cosas, que comprenda y avance y o que dé la vuelta y claudique ante sus limitaciones.

Una persona resiliente, se adapta al cambio, esté donde esté y sea como sea, ya que es capaz de adaptarse. Eso significa, que una persona que ha desarrollado bien su resiliencia, tiene una puerta abierta al entendimiento del caos y el orden y también a un espacio de superación de las limitaciones creadas por los miedos. 

Por qué le resulta más sencillo a una persona resiliente? Pues porque esta clase de personas son capaces de adaptarse a los cambios; y creedme, amados míos que, como ya hemos dicho, el cambio es una constante que causa convulsiones y, si no eres resiliente, tales convulsiones pueden afectarte de una forma desagradable y sufrir por ello.

Una persona resiliente es capaz de salir de su zona de confort porque comprende que, dentro de la seriedad del asunto, es importante jugar; y aquí aparece un punto crucial en la recuperación del alma o de su esencia, que es el niño interior

Es este niño el que se atreve a ir más allá de los limites, es el rebelde, el que todo lo cuestiona, el que desea experimentarlo todo. Y con el juego al que nuestro niño juega, entendemos el caos y el orden como divinos. Entendemos algo más lo salvaje mas allá á del protocolo de ser correcto o perfecto.

Lo perfecto, al igual que el orden, también es caos, ya que todo lo que es, fue y será sagrado. No es uno más que el otro. El orden y el caos son como una balanza en el universo y no se detienen. Se necesitan y están ahí por un Bien Mayor. Podríamos decir que la creación también es caos: las hojas al caer en otoño, la lluvia fresca, la brisa del mar, los rayos del sol, el brillo de las estrellas… Todo es caos, como todo es orden.

La única forma de atraer una nueva energía basada en la no-dualidad, es haciéndose responsables de las consecuencias que causan no desapegarse, no querer observarse a uno mismo y no practicar el conocimiento y las enseñanzas aprendidas.

Si cuando te caes, vuelves a levantarte, estarás en el camino hacia tu mejor versión. Y, así, cualquier clase de cambio, será vivido desde un espacio de conciencia superior, sin miedo y sin limitaciones. 

Recuerda tu esencia divina, recuerda quién eres y comprende y déjate llevar por tus propios ciclos naturales: tu hermoso caos y orden. Recuerda qué compromisos tomaste en otras existencias, más allá de esta realidad. 

Vosotros estáis viviendo estos cambios porque ya estáis preparados para estos momentos y porque ha llegado el momento de hacerse cargo. Vivís en esta realidad porque así lo elegisteis en la forma que escogisteis para estar presentes en este momento trascendental en la humanidad.

Sí, existe un compromiso que todos tomamos, que es vivir los cambios estando presentes, sin darles la espalda, sin titubear. Y hoy, consciente o inconscientemente, más allá de la memoria que pueda haber en ti y en todo el universo, tendrías que hacerte responsable de ello y manifestar esa verdad en la materia. ¡Manifiesta esa memoria antigua en este mundo, en esta realidad y en todas las realidades!

Vosotros lo llamáis «recuperar el alma». Pues déjenme explicarles qué ocurre y por qué este llamado a recuperar esa memoria ancestral. El alma es una entidad ligada a la conciencia planetaria y posee toda la información de tus existencias en esta y otras realidades relacionadas con este planeta y con muchos otros. Así como el Creador se expandió y se fragmentó, por así decirlo, con el deseo de experimentar y aprender más, eso mismo hace el alma en la Tierra. De tal manera, a fin de que hubiese Creación y más Conciencia, se necesitó de ese caos, es decir, de ese momento de fragmentación y de ahí surgió la bella Geometría del orden y el caos.

Lo mismo pasa con tu alma al llegar a este mundo y así en cada existencia. Es como dejar una parte de ti, una memoria latente en un espacio intimo del planeta, que te aguardará en la piedra, en el agua, en el aire o en el fuego. En la medida que recuperamos esos fragmentos, estaremos más en nuestro centro y no tanto en el caos y del orden. En el centro.

Para comprender ese concepto del centro, es importante entender los extremos y, para ello, el alma ya ha pasado por muchas vidas en distintas formas. Para aprender, para desaprender y aprender de nuevo. Para dar, para recibir y volver a dar y recibir. Es parte del juego que elegiste jugar, y la única regla, es disfrutar de la experiencia amorosamente, sin juzgarla, ya que, en su forma, es perfecta.

Podríamos decir, que el alma en toda su pureza, es resiliente de por sí. De modo que, sé resiliente al caos, ya que de esa forma atraerás un nuevo orden a tu mundo, a tu vida y a la vida de los demás. Aprende a dominar tus miedos y acepta tus limitaciones, ya que esa es una de las llaves para tu evolución y para crear un mundo mejor. Comprende y déjate llevar por los ciclos Naturaleza y vuelve a lo salvaje de la vida, por que ese mundo caótico y salvaje, está lleno de belleza y amor para ti.

Por ahora me despido, sin antes agradeceros vuestro esfuerzo, vuestro empuje y el amor que ponéis en vuestras acciones. 

Sois bendecidos, amados míos, y siempre estamos con vosotros.

¡Es el momento de verdades mayores!

YO SOY HORUS