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¡Hola, amados hermanos!
Hoy les hablo como a mis iguales, con todo mi respeto y honrándoles al máximo.
En este momento tengo la esperanza de que muy pronto este mensaje llegue a muchísimas personas, porque saber esta información o al menos escuchar de ella, les ayudará a recordar y preparará su mente consciente para que su parte más profunda y esencial pueda liberar todas las ataduras que hay en ustedes, que están asociadas a estas historias, en las que muchos participamos y que hoy les voy a contar.
Yo fui parte de una civilización terrestre que existió hace algunos miles de años. Desde mi perspectiva ustedes y nosotros somos muy cercanos, podríamos decir que casi contemporáneos, aunque ya sé que para tu civilización es muy diferente, para ustedes somos la prehistoria, nos ven muy lejos. Ustedes tienen una comprensión del tiempo muy limitada y eso les hace interpretar la historia como algo ajeno, la proyectan hacia afuera como si se tratara de sucesos independientes de su ser. Su conciencia se limita a su experiencia; eso los hace verse separados y por consiguiente juzgan la historia como si se tratase de algo que no es parte esencial de ustedes mismos. Se visualizan y se definen desde lo que conocen y tienen registro documentado de manera externa, no ven su historia hacia adentro. De hecho, eso les pasa en todos los aspectos de su vida. Todo lo definen hacia afuera, en lugar de resolverlo hacia adentro.
Quiero decirte que esa manera de vivir, de pensar y de ser, es el resultado de un proyecto en el que yo participé. Yo fui una de las líderes del proyecto. Podría decirse, en palabras de tu civilización, que soy la coordinadora. Aquel proyecto fue pensado, evaluado, planificado y llevado a la práctica con una precisión increíble. Sabíamos que todo eso representaría para el conocimiento del ser un aprendizaje único y profundo y nuestro objetivo fue contribuir al conocimiento del Ser y del Amor. Además, las circunstancias históricas hicieron posible su puesta en marcha.
Hay tanto que decir al respecto que literalmente no es posible hacerlo, no hay manera de que desde la tercera densidad en la que viven se pueda documentar el inconmensurable aprendizaje que este proyecto aporta al universo. De hecho, toda la información registrada por todas las sociedades terrestres que están dentro de lo que en este momento entienden por “historia de la humanidad” son parte del material de ese proyecto que podríamos titular el “Proyecto yo mismo” o “Proyecto ego”. Por eso, en esta conversación me voy a centrar en lo esencial; les voy a dar la información necesaria y relevante para que puedan determinar el punto final y cierre de este proyecto como sujetos experimentales que son a fin de que, al mismo tiempo, puedan verlo como los científicos investigadores que también son del proyecto.
Como digo, hasta ahora la humanidad ha vivido el proyecto principalmente como sujetos experimentales, han sido la muestra de laboratorio, pero ya está llegando a su fin; ahora toca recolectar todo el aprendizaje y divulgarlo al universo. Esa es la tarea que a ti y a los hombres y mujeres de tu tiempo les corresponde llevar a cabo, y estamos ansiosos porque una gran número de ustedes hagan suya esta tarea, que tendrá unas consecuencias muy beneficiosas para el cosmos.
Como te decía, yo soy miembro de una sociedad que vivió hace muchos miles de años antes de la historia documentada de las sociedades terrestres actuales. Nosotros no teníamos necesidad de documentar nada exteriormente, no llevábamos registros escritos, visuales o digitales de nuestros aprendizajes ni de nuestra historia ni de nuestros conocimientos porque sabíamos muy bien que todo se graba en la conciencia, nada se escapa del ser, todo se vive dentro de la Mente Divina. Cuando sabes eso y tienes los recursos para acceder, no precisas hacerlo de otra manera, no necesitas escribir un libro ni grabar un audio ni hacer un vídeo. Esa es la razón de que actualmente no se encuentran registros concluyentes de nuestras sociedades, ya que nosotros no pensábamos en la trascendencia como ustedes hacen; para nosotros trascender era una cuestión interior.
Nuestras sociedades tenían una conciencia mucho más despierta y profunda, teníamos acceso a la conciencia colectiva y podíamos conectar con los pensamientos de los demás de una manera fácil y fluida. Todo eso y más características, hacían que nos viéramos muy unidos entre unos y otros y con todo el universo. Imagina por un momento que pudieras entrar en tu interior y allí encontrar una biblioteca inmensa llena de información de todo tipo, que no sólo tuviera textos, imágenes y videos sino que pudieras entrar en las historias y sentirlas como experiencias personales como si ya las hubieras vivido o las estuvieras viviendo; o que tomaras un libro y sintieras que fuiste tú mismo quien lo escribió. Pues así vivíamos nosotros. En nuestra biblioteca interior podíamos encontrar a las personas que físicamente estaban en nuestra ciudad y en todo el mundo. De hecho, preferíamos conocernos unos a otros desde dentro, en vez de ir de visita a las casas. Pasábamos muchas horas del día mirando hacia adentro de nosotros mismos, porque sabíamos que allí estaba nuestra conexión con el universo. Para nuestra sociedades eso era común. En nuestras poblaciones era muy habitual ver a alguien inmóvil durante mucho tiempo y pensar que estaba realizando una gran cantidad de trabajo. Lo que ahora ustedes llaman meditar para nosotros era trabajar.
En su realidad actual, ustedes también podrían vivir como nosotros lo hacíamos, lo que les aportaría una experiencia mucho más rica precisamente porque ya llevan algunos milenios experimentando una gran carencia al respecto. Lo que sucede, es que el ser humano actual casi no accede a su interior. Y eso es así porque así lo diseñamos nosotros; nos valimos de mucha ingeniería genética en múltiples niveles para crear el modelo de ser humano actual, uno exteriorizado. Ese es en esencia el fundamento del “Proyecto”. Para nosotros, el ego era algo muy simple que podía superarse fácilmente, pero previmos que en sí mismo era algo mucho más profundo y quisimos aprender más.
Probablemente, habrá quien lea esto y se pregunte que por qué hicimos algo así; incluso podrían verlo como un retroceso, quizá se preguntarán que, si podíamos hacer todas esas cosas increíbles, por qué tuvimos que crear un nuevo ser humano con tantas limitaciones. Verás, como ya te he dicho, explicarlo todo es imposible, pero sí hay ciertos elementos que te ayudarán a comprenderlo.
Nosotros éramos una sociedad muy sencilla y elemental en cuanto a la funcionalidad se refiere; no teníamos grandes necesidades físicas, nuestra mente, energía y cuerpo sutil estaban mucho más próximos a nuestra conciencia integrada que nuestro cuerpo y que toda la realidad física en general. En realidad, apreciábamos intensamente nuestro entorno, pero al mismo tiempo nos era muy ajeno. La sensación general era como estar de paso, nos experimentábamos como visitantes externos de la Tierra. A pesar de que estábamos bastante integrados con la dinámica de la conciencia de la Tierra, de ese ser que ustedes llaman Madre Tierra, Gaia o Pachamama, no terminábamos de sentirnos parte de ella.
Nuestras sociedades estaban regidas por un poder mental que tenía una claridad mucho mayor de cómo está conformado el universo, con nuestros sentidos externos podíamos percibir los cuerpos sutiles de la realidad física. De igual modo que tú ves fluir el agua, nosotros podíamos ver el movimiento de la energía entre unos y otros. Nuestra ciencia se enfocaba en investigar las dimensiones sutiles de la realidad y muy rara vez poníamos atención a la realidad física porque no era necesario. Por ejemplo, un biólogo o un botánico de nuestra sociedad, veía el pensamiento que hacía posible que una especie tuviera vida y podía manipular esa información. Ahora ustedes pueden ver determinada tecnología las cadenas de ADN y pueden manipularlo desde ese nivel, pero no tienen acceso a la información que sustenta esas mismas cadenas, su tecnología aún no alcanza ese nivel. En cambio, para nosotros era sencillo llegar a esa información sin necesidad de ayuda tecnológica y podíamos manipularla desde el pensamiento. Esa era nuestra forma de vida cotidiana.
La educación de las nuevas generaciones no tenía nada que ver con la manera en la que ahora ustedes educan a los suyos. Nosotros podíamos tener acceso a los pensamientos de los demás y acceder con cierta facilidad al conocimiento universal, a los registros akáshicos y a otras muchas bibliotecas vivientes que existen en el universo. Nuestros niños podían aprender lo que desearan casi sin esfuerzo, su única limitación era su propio desarrollo biológico. Todos aprendían lo que eran capaces de aprender y aquello que aprendían se acomodaba a sus intereses, intereses que cada quien había determinado antes de cada encarnación. La educación por lo tanto no era educación, era más bien un acompañamiento al desarrollo de cada individuo.
Originalmente nuestras sociedades eran profundamente igualitarias porque todos éramos conscientes del flujo de la energía masculina y femenina en nosotros; la veíamos manifestarse en nuestro cuerpo y por eso no teníamos necesidad de reivindicar una energía en favor de otra, ni en nosotros mismos, ni en la sociedad.
Los hombres y las mujeres éramos conscientes de nuestras limitaciones y deseábamos superarlas, crecer, llegar a más, expandir el conocimiento y documentar la experiencia. Nunca estábamos conformes. Queríamos expandir la conciencia, el conocimiento y aportar algo sin precedentes al universo, y así se definieron varios proyectos, entre ellos el “Proyecto Ego.”
La idea consistía en diseñar un modelo de conciencia de separación específico a través de crear un concepto de “yo mismo” mucho más robusto; para ello ideamos ocultar a la conciencia muchos aspectos del Ser a fin de que se pudiera expandir el concepto del “yo” como algo separado de la totalidad, deseábamos profundizar en el “ser” a través de la experiencia del “no ser.” ¿Y por qué queríamos que creciera el concepto yo soy separado? Porque cuando ese “yo soy separado” regresara al “Yo Soy universal”, podríamos comprender el Ser con una profundidad única y gozar con una mayor intensidad los alcances del Amor.
Los seres humanos somos capaces de unificar muchos tipos de energía, tales como la mental, la emocional, la astral, la sutil, etcétera; además podemos combinar la conciencia de la Tierra con nuestra conciencia individual en cada uno de esos niveles. Por ello quisimos explorar con más profundidad esa capacidad y pensamos en un modelo de ser humano que, aún estando muy vinculado con la Tierra como lo está, ni lo sabría ni lo entendería, sería alguien muy físico e inconsciente. Estaría conscientemente conectado a él mismo, con una mente que se visualizaría separada del resto, lo cual le generaría la creencia de que sus pensamientos son suyos y se sentiría sólo.
Como puedes ver, el Proyecto Ego era un verdadero reto, porque, para lograr ese modelo de mente más mecánica, tuvimos que ocultar gran parte de lo que somos para que, así, esa mente, viéndose separada, pudiera expandirse a unos niveles sin precedentes.
Ahora bie, ¿sabes cuál era el gran problema del Proyecto Ego? Pues que, al generar conciencia de separación, indudablemente generabas densidad, dolor y sufrimiento, de lo cual sería responsable quien generase algo de ello. Todos teníamos miedo de tomar la responsabilidad de un proyecto de tal envergadura, por lo que varios de nosotros comenzamos a diseñar posibles experimentos. Pero, en vez de diseñarlos para nosotros mismos, como tenía que haber sido, los diseñamos para otras especies; algunos de nosotros incluso intentaron persuadir a Gaia o Pachamama para crear un gran ego terrestre que adoptara una gran conciencia de separación. Al principio Pachamama “escuchó” con atención y le pareció un proyecto interesante. Sin embargo, observó que aquello conllevaría la destrucción de muchas especies que no tenían por qué pasar por tales procesos. Hacerlo en aquel momento histórico ya no era necesario. Imagina por un momento que la Madre Tierra permitiera que cualquier energía tomase el control. Sería un planeta viviendo en una tragedia constante: terremotos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas, todo a la vez, durante todo el tiempo. La Tierra no sería capaz de mantener el suficiente orden y toda forma de vida más desarrollada se extinguiría. Pachamama se negó, aunque no le cerró las puertas al proyecto, pues ella misma se apercibió del ansia de los seres humanos por expandir su conocimiento y estuvo dispuesta a apoyarlos.
Emprender un proyecto de conocimiento personal implicaba un dolor intenso, casi inimaginable; además abriría un ciclo de reencarnaciones para todos los que eligieran participar en ello. Sabíamos que seríamos nuestros propios demonios, pero, al mismo tiempo, también nuestros salvadores y nos aterraba pensar que, una vez iniciado el proyecto no tuviéramos la capacidad de trascender el ego y termináramos como Pachamama previó que acabaríamos con la otra propuesta. Nos planteábamos si debíamos seguir su ejemplo y recular en nuestros esfuerzos. Todo eso nos dio miedo, muchos desistieron, pero ella misma y la Fuente nos animaron a seguir y los más ancianos y experimentados, aquellos que tenían más ganas de crecer en sabiduría, persistieron.
Entonces, se nos presentó la disyuntiva de si ejecutar el Proyecto Ego o no. Sabíamos que llevar a cabo el proyecto tendría grandísimas ventajas, pero también implicaba entrar en el dolor y el sufrimiento. Deberíamos inducirnos en un sueño profundo en el que no seríamos conscientes de nuestro verdadero ser y terminaríamos por vernos separados unos de otros, de nuestro entorno y del cosmos. Al quedar todo tan velado, despertaría en nosotros la tendencia a proyectar hacia afuera en vez de volvernos hacia adentro. De hecho, previmos el riesgo de que esa tendencia terminara por dominarnos hasta que fuera casi imposible evolucionar por nuestros propios medios.
Tienes que saber que esa tendencia a proyectar hacia afuera los anhelos interiores no vistos y por lo tanto no satisfechos, es un mecanismo muy usado en todo el universo, es una forma de aprendizaje común.
En fin, en nuestro caso, tuvimos muchas dudas al respecto. Algunos sostenían que no era necesario someter a la humanidad a un proyecto como ese, que no hacía falta inducir tanta ignorancia, y proponían otros caminos evolutivos. Pero otros estaban obsesionados con el proyecto y eligieron actuar al margen del consenso del Consejo, manipulando la vida de formas abusivas y crueles y practicando la ingeniería genética en varias especies, entre ellas los homínidos. Por ejemplo, inducían mayor conciencia a especies que no estaban preparadas para aquello para después inocularlas y así estudiar el dolor y la frustración que experimentaban.
Aquellas ansias por expandir el conocimiento del ser y la conciencia y otras situaciones sociales y políticas, comenzaron a generar en nuestra sociedad un karma cada vez mayor, hasta que llegó el momento en que supimos que nuestra era colapsaría. Fue entonces cuando intentamos con mayor ahínco estudiar las posibilidades de desarrollar el Proyecto Ego en nosotros mismos, dado que ya había un peso kármico del cual hacernos cargo. De manera que empezamos a diseñar la nueva humanidad. Dedicamos muchísimo tiempo en determinar las características de los participantes del Proyecto Ego. Nos preguntábamos cuál sería la apertura a la historia de su Ser Superior que tendrían, si tendrían acceso al cuerpo sutil, etérico y energético y en qué medida, cuán vinculados estarían por la sangre y por las generaciones, cómo operaría el karma en ellos, si serían todos iguales o qué diversidad habría entre ellos, si serían asexuados o no y en qué grado, etcétera. A todo eso lo llamábamos genética de la conciencia; observamos el campo más sutil del ser humano terrestre y desde allí operábamos los cambios.
Pachamama, Gaia, participó en el proyecto junto a muchos otros seres terrestres y de otras dimensiones. Ella propuso los portales donde se conservaría la sabiduría y su equipo propuso dejar caminos hacia nuestro interior y hacia nuestro Ser Verdadero a través de las plantas y los animales, ya que, en general, son elementos de la tierra que sitúan la mente en estados de conciencia parecidos a los nuestros.
En el siguiente capítulo abordaré las dudas que se os presentarán a muchos, es decir, si hubo abuso al practicar la ingeniería genética y si el Proyecto Ego no fue en sí mismo un proyecto abusivo en vista de todo el dolor y sufrimiento que llegó a causar a la humanidad.
Hasta entonces, me despido de todos ustedes con mucho amor.
YO SOY HA ARTEMISA
Canalizado por Pedro Merino
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