«Las antiguas herramientas de protección y limpieza, destinadas a defenderos de fuerzas densas, quizás hayan quedado obsoletas.»

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¡Saludos, amados!

¿Es realmente necesaria la protección energética?

Yo Soy Kryon del Servicio Magnético y os planteo una pregunta que muchas almas antiguas con inclinación metafísica responderían de inmediato afirmando: «Sí, absolutamente. Llevo tiempo haciéndolo. Por supuesto que necesitamos protección, porque ahí fuera hay cosas negativas». Y es cierto que siempre las ha habido.

Retrocedamos un poco para situar a quienes no hayan oído hablar de esto antes. En una energía más antigua, existían muchos procesos indispensables, sobre todo para quienes ejercían como sanadores. Quienes comenzaban a meditar los utilizaban, al igual que prácticamente cualquiera que aspirase a una energía más pura. A eso lo llamabais “protección”: la idea de que, al abrir vuestro corazón y otras partes de vuestro ser, podíais volveros vulnerables a energías negativas o conciencias oscuras que rondaran cerca. Y eso ha sido algo muy real y necesario durante años.

Sin embargo, la metafísica de antaño no es la misma que la de hoy. ¡Ojalá pudiésemos pintaros un cuadro para que vierais la diferencia! ¡Para que observarais dónde estaba la luz y dónde la oscuridad entonces, y cómo ha cambiado todo en este momento! Lo llamamos el cociente de luz y oscuridad: una medición de la proporción entre ambas. Hace treinta o cuarenta años, si lo hubierais visto en un gráfico en blanco y negro, la oscuridad dominaba con gran ventaja. Así pues, cada vez que intentabais “abrir una caja de luz”, la oscuridad irrumpía con su negatividad. Estaban ahí esas fuerzas que deseaban mantener el control.

Hoy, en cambio, en este preciso instante, ese gráfico refleja más luz que oscuridad. En los últimos treinta años ha ocurrido algo que no nos ha tomado por sorpresa, pues estaba anunciado en antiguos mensajes: llegaría un momento en que la humanidad avanzaría hacia una conciencia más elevada. Y seríais vosotros, las almas antiguas, quienes lo notaríais primero, porque habéis recorrido el planeta muchas veces. Sois quienes empezaríais a emplear las nuevas herramientas que han ido surgiendo. El resultado es que ahora vivís una metafísica diferente.

En canalizaciones anteriores hablamos de la meditación y del acto de “limpiar” o “aclarar” energéticamente las cosas, y abordamos el tema de la misma forma: si la energía ha cambiado, quizá también hayan cambiado vuestras herramientas. Aquellas técnicas poderosas que antes servían para protegeros de la energía oscura pueden volverse innecesarias, sencillamente porque la luz, hoy, predomina con más fuerza y la oscuridad no se halla donde solía estar. Si la balanza se inclina hacia la luz, tal vez ya no necesitéis protegeros del mismo modo que antes.

Para entenderlo mejor, imaginad que antes recorríais un camino metafísico lleno de energías variadas en plena noche, pues la oscuridad prevalecía. Era lógico que os hicierais con protección, ya que no sabíais lo que podía saltaros encima. Hablando metafóricamente, la oscuridad podía abrumaros, y la protección actuaba como un escudo que despejaba todo a vuestro paso.

¿Pero qué ocurriría si ese camino ya no estuviera oscuro? ¿Y si, además, os hubieran proporcionado un nuevo juego de luces tan potentes que lo iluminan todo a vuestro alrededor, de manera que pudierais ver cualquier obstáculo y esquivarlo? Sería como pasar de navegar de noche sin radar a contar con un gran foco y un sistema de detección. Si algo surge, lo veis con antelación y podéis girar el timón. En este nuevo equilibrio de luz, la gratitud y la compasión provocan una intuición más poderosa que nunca, guiándoos sin necesidad de recargar viejas protecciones.

Del mismo modo que hoy no “limpiáis” una habitación como antes, porque vuestra luz hace que cualquier energía densa se aparte, lo mismo sucede durante vuestras sanaciones. Antes temíais que la negatividad del paciente os afectara, así que os protegíais. Ahora, sin embargo, en cuanto la otra persona se acerca, su propia oscuridad se disipa en vuestra presencia. Es ella quien se purifica al entrar en contacto con vuestra luz. Eso, amigos míos, es la verdadera maestría.

Deseamos que reconozcáis la majestuosidad y el poder de la luz que portáis simplemente al caminar de un lugar a otro. De veras está ahí; os invitamos a que lo comprobéis. Las antiguas herramientas de protección y limpieza, destinadas a defenderos de fuerzas densas, quizás hayan quedado obsoletas. Este velo que separa una dimensión de la otra se ha adelgazado tanto, que la oscuridad ya no tiene la misma oportunidad de prevalecer. Recordad este principio: la luz es activa, la oscuridad es pasiva. Cuando encendéis un fósforo en la oscuridad, ella retrocede sin oponer resistencia. Antes, ese fósforo no bastaba para alumbrar nada, pero ahora brilla con intensidad.

Imaginad que sois un faro, irradiando una luz tan magnífica que ninguna sombra o negatividad puede habitar a vuestro lado. Y tal vez penséis que echaréis de menos los rituales de protección, ya que los realizabais casi automáticamente. Os proponemos algo nuevo y “magnético”. En vez de aquel viejo proceso de protección, ahora podríais decir: «Amado Espíritu, que la Luz de la Supraconciencia, que es la Esencia del Espíritu, me preceda a cada paso y me muestre la belleza y la seguridad, alejando de mí cualquier oscuridad». Dejad que ese sea vuestro nuevo proceder.

Este es el nuevo ser humano y, precisamente, por eso he venido: para recordaros en quiénes os estáis convirtiendo.

¡Y así es!

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