«¿Por qué las películas hablan de extraterrestres que llegan para destruiros o saquear vuestros recursos?»
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¡Saludos, bienamados!
¡Yo Soy Kryon del Servicio Magnético!
¿Existen los extraterrestres? ¿Son reales? Y, de ser así, ¿dónde están? ¿Cómo son? ¿Cuál es su aspecto? Y si realmente existen, ¿por qué no se han puesto en contacto con vosotros aquí, en este planeta?
Este es otro de los grandes misterios de la vida que estamos tratando. Muchos diríais: «Amado Espíritu, dime lo que necesito saber; amado cuerpo, dime lo que necesito saber». Sin embargo, todavía no es posible que se os revele toda la información. Existe un filtro de tiempo para la humanidad del que ya os he hablado: un filtro temporal que permite revelar ciertas cosas únicamente cuando ha llegado el momento.
¡Hay tantísimo que podría deciros…! Quiero hablaros de la parte amorosa de este asunto, algo que probablemente no esperáis como respuesta a la pregunta de si existen los extraterrestres. ¿Queréis que os conteste de forma inmediata? «¡Por supuesto que existen! ¡Sí y mil veces sí!»
Existen científicos que lo negarían, sobre todo basándose en la física que, según ellos, haría falta para poder llegar a este planeta. Argumentarían que viajar más rápido que la luz es imposible, y que, por tanto, no puede haber nadie que haya llegado hasta aquí. Sin embargo, todo se reduce a la percepción, al descubrimiento y a la realidad.
Permitidme que os muestre un ejemplo de la situación en que os encontráis: imaginad que retrocedéis varios cientos de años y habláis con alguien que desea visitar a su hermano, que vive a unos 600 u 800 kilómetros de distancia. Para él, eso supondría días de viaje a caballo o tener que ir caminando. Era lo habitual en aquella época. Y entonces, de pronto, simulad que le dais a él y a su hermano un teléfono móvil para que puedan hablarse en tiempo real. Su reacción inmediata sería: “¿Cómo puede ser? ¿Estoy yo allí o está él aquí? ¿Cómo es posible si no está delante de mí?”. Desde su perspectiva, sin conocer la física de las transmisiones ni lo que el futuro depararía, eso le resultaría inverosímil, casi magia.
Del mismo modo, todavía no conocéis la física ni la ciencia necesarias para comprender lo que llamáis “viaje”. En realidad, no se trata de viajar, sino de trasladar algo a otra realidad. La ciencia ha descubierto recientemente el entrelazamiento y empieza a asomarse a otros aspectos dimensionales, a cambios en la propia realidad que van mucho más allá de vuestra física actual. No profundizaré más, pero os aseguro que no es realmente “viajar” tal como lo concebís.
En los últimos años habéis empezado a tomar conciencia de algo importante. El telescopio espacial os ha mostrado la abrumadora cantidad de galaxias que existen. Hace algún tiempo, la comunidad científica —en concreto la astronomía— se preguntó si habría otros planetas con condiciones similares a las de la Tierra, en esa llamada “zona habitable” o “zona dorada”, es decir, planetas con la distancia adecuada a su estrella, la gravedad necesaria, el tamaño apropiado… Cuando por fin contaron con la tecnología para detectarlos, descubrieron miles. Y, estadísticamente, los millones de posibilidades son abrumadoras. Es muy probable que la vida haya surgido en multitud de lugares del universo, tal como lo hizo aquí.
De hecho, la vida en algunos mundos comenzó mucho antes que en la Tierra. Por tanto, es lógico pensar que existen seres muy parecidos a vosotros, que han evolucionado como vosotros y por las mismas razones, repartidos por todo el universo. Son familia, y apenas habéis conocido a unos pocos. Si examináis vuestro ADN, descubriréis evidencias de que no sois únicamente de aquí, indicios de que ha habido influencia de esta gran familia estelar.
Así pues, sí: ellos existen. Y sí, han estado aquí. Quizá os preguntéis: «¿Por qué no se presentan ante nosotros si son familia?». La respuesta es que vosotros todavía sois como niños: estáis en guerra, sois peligrosos y los teméis. Antes de recibirlos con los brazos abiertos, preferiríais atacarles. Aún tardaréis una o dos generaciones en superar ese miedo y reconocerlos sin recelo.
¿Por qué las películas hablan de extraterrestres que llegan para destruiros o saquear vuestros recursos? Porque se proyecta en ellos la conciencia humana de hoy. Vosotros guerreáis y conquistáis, y por eso pensáis que, en otros planetas, cualquiera con tecnología avanzada vendría a hacer lo mismo. Pero no es así. ¿Existen algunos que no son benevolentes? Sí, los hay. Sin embargo, los principales seres que os visitan son familia y os aman.
Cuando llegue el momento, cuando la conciencia elevada se asiente en la Tierra y empiece a florecer el amor y la bondad, ellos podrán presentarse sin que haya temor, porque entenderéis que la compasión es la clave. Entonces os daréis cuenta de que, efectivamente, no estáis solos y que ellos llevan mucho tiempo esperándoos.
Así que, cuando miréis al firmamento, recordad que ellos están ahí, que os conocen y que saben que su familia en la Tierra está creciendo en conciencia. Todavía no veis este argumento en las películas, pero llegará el día en que comprenderéis la verdad de su presencia.
¡Y así es!
Lee Carroll en español
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