«Vuestra historia está plagada de relatos en los que los seres de las estrellas aparecen como enemigos o conquistadores.»
ESCUCHA…
LEE…
¡Saludos, amados!
¡Yo soy Kryon del Servicio Magnético!
¿Será posible que los seres humanos, en realidad, procedan de las estrellas?
Para algunos, esto puede resultar risible. Dirán: “No, por supuesto que no. Provenimos de un linaje biológico humano muy sólido que puede rastrearse en el tiempo, verificando una evolución evidente”. ¿Seguro?
Amados, cada vez más, la ciencia empieza a observar anomalías en ese supuesto proceso evolutivo. Esas mismas que habéis leído durante años en vuestros libros de texto, donde se ve esa aparente línea que va de un ser que se arrastra hasta el humano erguido, dando por hecho que habéis evolucionado como cualquier otro animal del planeta y que ahora ocupáis la cima de la cadena evolutiva, procediendo de todo lo que os precedió. ¿Seguro?
Permitidme deciros que ahora contamos con una ciencia más avanzada que analiza cuidadosamente el ADN de vuestros antepasados, examinando lo que eran, en qué se convirtieron y, de repente, descubriendo un cambio sorprendente. Muchos en el campo de la antropología afirman que ocurrió algo muy inusual en el ADN humano hace aproximadamente 200.000 años. Esto no lo dice Kryon, sino la investigación. Se ha observado. Incluso ciertos programas documentales muestran que el humano anterior a ese período, con 24 pares de cromosomas, era distinto a vosotros, que ahora poseéis 23. En lugar de una progresión evolutiva lógica, se produjo una interrupción marcada. Hubo un alto súbito: se pasó de 24 a 23 pares.
Observadlo de nuevo y escuchad lo que os digo: si aquello ocurrió en un periodo geológico tan breve, implica que, en realidad, no procedéis de lo que había aquí antes. No sois el producto de una evolución puramente humana, ya que algo así no puede suceder tan rápido en términos de evolución natural. Es imposible. Quienes comparan a los humanos de 24 pares con vuestros 23 señalan otros cambios asombrosos. Primero: ¿dónde quedó el par número 24? Segundo: examinad algunos de los pares que se transformaron en otra cosa. Tomad como ejemplo el cromosoma número dos. Investigadlo vosotros mismos si queréis. Os estoy describiendo lo que ya se ha descubierto. Además, hay científicos muy atrevidos que afirman: “Hemos estudiado la evolución toda la vida y lo ocurrido en tan poco tiempo no puede ser fruto de la selección natural. Tuvo que darse algún tipo de intervención”. ¿Será acaso posible que procedáis de las estrellas?
La historia que os he contado desde el principio encierra una gran majestuosidad en lo que sois, y aún no os dais cuenta. El gran misterio que alberga vuestro interior es qué le sucedió a ese ser humano de 24 pares de cromosomas para que ahora tengáis 23. ¿Hubo realmente una intervención? Y, de ser así, ¿quién o quiénes la llevaron a cabo? Aquí es donde todo se vuelve sumamente esotérico e increíble, y puede que algunos pongáis los ojos en blanco. Sin embargo, os daré mi versión y luego guardaré silencio para que ofrezcáis la vuestra, que no será tan distinta.
Si hubo intervención, no provino de la Tierra. Llegó de un lugar muy lejano, de seres que dominaban el ADN. Y no solo intervinieron modificando el vuestro, sino que vinieron adrede, en el momento oportuno, con amor, para ofreceros las semillas de su propio ADN. Podríais decir que lo sobrepusieron en parte al vuestro, regalándoos el suyo. Sé que esto suena inaudito o absurdo para muchos, pero, conforme la ciencia avanza y profundiza, todo se vuelve más desconcertante en comparación con la realidad que siempre esperabais. ¿Y si vinieron seres de las estrellas para prepararos con un ADN nuevo, diseñando otro tipo de humano? Llamadlo el “nuevo humano”: el que de pronto posee herramientas de conciencia que antes no existían, como la capacidad de cultivar una profunda compasión. La posibilidad de desarrollar la madurez necesaria para mirarse a sí mismo y decir: “No venimos de nada que hubiese aquí antes”. Y es que, en efecto, no procedéis de nada de lo que había en la Tierra. Entonces, una vez más, ¿quién es el responsable?
Quiero que, alguna noche, contempléis el firmamento y seáis conscientes de algo: no estáis solos. He mencionado muchas veces, y volveré a hacerlo, que este planeta es uno de los últimos que ha sido “sembrado” con vida. Existen decenas de miles de planetas con vida semejante a la vuestra, muchos mucho más antiguos, que han avanzado hasta una conciencia muy elevada y se han unido como gran familia, todos esperando a que vosotros dejéis de ser, por así decirlo, “bárbaros”, para poder acogeros con amor y deciros: “Hay una familia ahí fuera, en las estrellas”. Levantad la vista al cielo: hay una familia que sabe quiénes sois, y una de ellas es vuestra semilla estelar.
Una de las constelaciones más cercanas es la de las Siete Hermanas, que en realidad son nueve estrellas, con un número determinado de planetas a su alrededor. Hay tres planetas muy significativos allí que dieron origen a lo que llamamos la “energía madre”, vuestro lugar de procedencia. Esas semillas que hoy lleváis se conocen como pleyadianas. Eso es lo que habita en vuestro ADN. Y, si lo estudiáis más a fondo, hallaréis todavía más anomalías en comparación con los 24 pares que tenían los humanos anteriores. Sois muy diferentes. ¿Qué os hace tan magníficos? Que quienes os sembraron provenían de una raza ascendida. Permitidme compartiros algo que quizá no tenga mucho sentido de inmediato: ¿cómo imagináis que será el viaje espacial? ¿Cuánto tiempo creéis que se tardaría en llegar a esas estrellas, basándoos en la tecnología que conocéis? Sin embargo, las pleyadianas no llegaron en vehículos. Entrelazaron su conciencia con la de este planeta y aparecieron al instante. Algunos argumentan que nada puede desplazarse más rápido que la luz, pero ellas no viajaron, queridos míos: se entrelazaron con vuestra realidad. Es algo que no esperáis ni comprendéis todavía, algo que parece increíble. Pero, a medida que la ciencia avance y pasen los años, llegaréis a decir: “Oh, ahora entendemos que esto es posible. Ahora vemos lo que ocurrió con nuestro ADN. Tal vez deberíamos tomárnoslo en serio”.
Vuestra historia está plagada de relatos en los que los seres de las estrellas aparecen como enemigos o conquistadores. Pero ¿y si fuera al contrario? ¿Y si la energía menos evolucionada es la de este planeta y la más elevada está allá, en las estrellas? ¿Y si ese polvo estelar de allá fuera es el mismo que habita en vuestro interior? Si todo esto fuera cierto, ¿no sentiríais curiosidad por el momento en que se presenten ante vosotros para deciros lo que tengan que deciros? Y si os suscita curiosidad, he de deciros otra cosa que quizás debáis saber: ellas no se han ido. Podéis encontraros con ellas incluso ahora, aunque no de la forma que reconoceríais. Pensad en cuántos ángeles relatan las escrituras, apareciendo de la nada y transmitiendo mensajes de amor para la humanidad. ¿Eran ángeles o eran algo muy distinto de lo que pensabais? ¿Y si procedían de las estrellas y continuaran guiándoos a fin de que alcancéis una madurez compasiva y emprendáis el mismo camino que ellas recorrieron hasta convertirse en una raza ascendida?
Os acabo de dar información en la que la mayoría de la gente de este planeta no cree. Pero cada vez más de vosotros empezaréis a plantearos: “¿Por qué tenemos 23 pares de cromosomas?”. Os lo preguntaréis y haréis inevitable la respuesta. La respuesta es: porque no procedéis de nada de aquí. ¿Os agrada este mensaje? ¿Os ha hecho reflexionar? El mensaje se volverá cada vez más intenso, porque a medida que crezcáis en madurez, en compasión —algo que está grabado en las semillas de vuestro ADN— y empecéis a comprender la importancia de lo que está sucediendo dentro de vosotros, en esa parte invisible del ADN pleyadiano, tal vez veáis que esa es la esperanza para el planeta: habéis sido sembrados por quienes sabían que este momento llegaría. Y aquí estáis. ¿Lo creéis o no?
Habrá más. Vendrá más información para que la observéis, y un día todo quedará validado. Preparaos, porque sucederá, y no con miedo, sino con amor. Llamadlo un reencuentro.
Yo soy Kryon, enamorado de la humanidad.
¡Y así es!
Lee Carroll en español
Libros de Kryon: amzn.to/2OZDrcc
Más canalizaciones de Kryon publicadas por Mi Voz ES Tu Voz AQUÍ
Si deseas hacer una aportación puntual…
Si deseas hacer una aportación mensual…
Si deseas hacer una aportación anual…
Elige uno de estos tres importes
O introduce el que tú sientas
¡Mil gracias por tu generosidad!
¡Mil gracias por tu generosidad!
¡Mil gracias por tu generosidad!
APORTARAPORTARAPORTAR