«No me sigáis ni a mí ni a nadie; sed luz para vosotros mismos.»

Una guía directa a la libertad interior y el despertar de la conciencia según Jiddu Krishnamurti: observación sin juicio, silencio vivo y amor no posesivo para mirar la vida tal cual es.

Jiddu Krishnamurti – La libertad interior y el despertar de la conciencia (Narrado en primera persona)

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Introducción
Amigos, soy Jiddu Krishnamurti. Durante mucho tiempo me presentaron como maestro, como guía y hasta como mesías. Y desde siempre lo rechacé. Porque yo nunca quise dirigirme a seguidores ni discípulos, sino a hombres y mujeres libres.
Hoy os hablo no desde un púlpito, sino como un ser humano que mira a otro ser humano a los ojos. Os hablo para invitaros a observar por vosotros mismos, no para inculcaros creencias.
La verdad no es un lugar al que se llega siguiendo a alguien. La verdad está viva en la mirada directa, en la observación sin miedo, en la libertad interior.

El condicionamiento
Fijaos en vuestra vida. Cada uno de vosotros ha nacido en una cultura, en una religión, en un país. Habéis sido educados a partir de ideas, tradiciones y costumbres. Desde pequeños os dijeron qué era lo que teníais que creer, pensar y desear.
Ese es el condicionamiento. Os hace repetir, imitar, seguir caminos ajenos. Y mientras viváis prisioneros de ese condicionamiento, no seréis libres.
Yo no estoy aquí para daros adoctrinaros en otra cosa, estoy aquí para deciros que despertéis.

La libertad no se concede, se descubre
Muchos buscan la libertad como si fuera algo que les proporcionará un sistema político, una religión o un líder espiritual. Pero la libertad no es un regalo que viene de fuera. La libertad está en el interior. Es la capacidad de mirar sin miedo, sin prejuicio, sin la carga del pasado. Es la capacidad de estar presentes en este instante sin huir hacia el futuro ni aferrarse al ayer.
La libertad se descubre cuando os dais cuenta de que todo lo que os aprisiona es una ilusión.

La observación sin juicio
Os invito a un ejercicio muy simple: observad.
Observad un árbol, observad a un niño, observad vuestra propia respiración. Pero sobre todo, observad vuestros pensamientos, vuestras emociones.
No tratéis de cambiarlos, no los juzguéis. Miradlos como quien contempla las nubes pasar. Esa observación sin juicio es el comienzo de la inteligencia verdadera.

El miedo
El miedo es una de las cadenas más fuertes que atan al ser humano. Miedo a perder lo que tenemos, miedo a sufrir, miedo a la muerte, miedo a no ser considerados ni amados…
El miedo nace del tiempo: del recuerdo del dolor pasado y de la anticipación de un dolor futuro.
Pero en el instante presente, en el ahora puro, el miedo no existe. Si aprendéis a vivir en el presente, encontraréis un espacio de libertad donde el miedo no puede entrar.

El amor
El amor del que yo hablo no es el apego, no es la dependencia, no es el deseo de poseer. Eso que llamáis amor muchas veces es miedo disfrazado: miedo a la soledad, miedo a la pérdida.
El amor verdadero no conoce posesión ni dependencia. Es como una llama que arde en libertad.
Ese amor no puede aprenderse en libros ni imponerse por mandato. Surge cuando la mente se aquieta, cuando el ego se disuelve, cuando la vida se observa con pureza.

La religión y la verdad
Las religiones os prometen salvación, pero os encierran en creencias. Os dicen qué debéis pensar, qué debéis hacer, a quién debéis seguir. Y en esa obediencia, perdéis la libertad de mirar.
Yo os digo: la verdad no está en los templos, ni en los libros sagrados, ni en las palabras de los maestros. La verdad está en la vida misma, en la relación con los demás, en el acto de ver con claridad lo que es.
No os pido que me creáis. Os pido que lo veáis por vosotros mismos.

El tiempo psicológico
Hay un tiempo necesario: el del reloj, el que organiza vuestras acciones. Pero hay otro tiempo: el tiempo psicológico, la proyección de la mente hacia lo que fue o lo que será.
Ese tiempo os atrapa. Os hace vivir en el pasado con sus recuerdos, o en el futuro con sus expectativas. Y os impide vivir en el único lugar donde la vida ocurre: el ahora.
El despertar consiste en liberarse de ese tiempo psicológico y morar en la plenitud del presente.

El cambio verdadero
Muchos buscan técnicas, métodos, gurús… Pero el cambio verdadero no viene de repetir fórmulas, sino de ver la realidad tal cual es.
Cuando veis con claridad, el cambio ocurre por sí solo. No es cuestión de esfuerzo, de disciplina ni de lucha. Es una cuestión de visión, porque ver es transformar.

El silencio
Hay un silencio que no es ausencia de ruido, sino plenitud de presencia. Ese silencio no se alcanza huyendo al desierto ni encerrándose en una cueva. Ese silencio puede estar en medio del bullicio de la ciudad, si la mente está libre.
En ese silencio, el observador desaparece y solo queda la observación. En ese silencio, la división entre “yo” y “lo otro” se disuelve.
Ese silencio es la puerta al misterio.

Conclusión
Queridos amigos, no busquéis maestros, no busquéis salvadores. No me sigáis a mí ni a nadie. Sed luz para vosotros mismos.
La verdad no tiene caminos. Cada uno debe descubrirla por sí mismo, en la libertad, en la observación, en el amor.
Y os digo que, cuando la mente está libre, cuando el corazón no tiene miedo, cuando hay silencio y amor, entonces la vida misma se revela como lo que siempre fue: un misterio sagrado.
No esperéis, no pospongáis… La libertad, la verdad, el amor, están aquí y ahora.

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