
«Tendríamos que dejar de especular con el telescopio de la mente y comenzar a hacerlo con el telescopio del corazón.»
3I Atlas es el eje de esta reflexión; más allá del ruido y del silencio oficial, este presunto objeto interestelar nos invita a mirar hacia dentro, a abrir la lente del corazón para responder con conciencia y no con miedo.
3I ATLAS Y EL IMPULSO DE MIRAR HACIA DENTRO
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3I ATLAS Y EL IMPULSO DE MIRAR HACIA DENTRO – Juan A. Sánchez de León y Mi Voz Es Tu Voz
Brevemente: mañana, 29 de octubre, ese misterio —el 3I Atlas—, sobre el que se ha cerrado toda información oficial, se aproximará más que nunca al Sol. Incluso parece como si las decisiones político-bélicas más alocadas se encontraran en un extraño stand by… Curioso, muy curioso.
Pero, sea como fuere, tengo la sensación de que lo único que no permanece en ese estado es la inquietud de quienes, a pesar de la recomendación de “no mires arriba”, se atreven a hacerlo movidos por un impulso interior, por una sensación extraña que trasciende el statu quo de un mundo que envejece y se cristaliza en su ignorancia.
Y no, para quienes perciben esa sensación, ya no se trata de un simbólico “no mires arriba”, sino más bien de un “estamos cansados de hacerlo”, porque están llegando aquellos tiempos en los que “vuestros hijos e hijas profetizarán” (Joel 2:28).
Estamos cansados, creo —y yo me incluyo en ese cansancio—, de tanto sinsentido, de no encontrar las respuestas a las que, como Humanidad, perdimos el acceso hace miles de años. Y no se trata ahora de buscar culpables, porque, cuánticamente, todos estamos implicados en cuanto ocurrió, ocurre y ocurrirá; solo que nuestros sentidos internos siguen sellados a ello.
Hablaba de sensaciones. Y, para cerrar esta reflexión, ¿no será —al menos así lo siento yo— que deberíamos abrir nuestra mirada no hacia arriba, sino hacia dentro? Dejar de especular con el telescopio de la mente y comenzar a hacerlo con el telescopio del corazón. Abrir sus lentes al no-tiempo, a lo inmenso del microcosmos que tanto alienta en nosotros mismos. Abrirnos, decididamente, a la empatía y la compasión que esta Humanidad tanto necesita.
De ese modo, y al margen del tiempo, quizá podamos empezar a percibir que, en esos espacios —en el íntimo espacio de nuestro corazón—, podamos decir, cada uno a su manera, con su forma y su propia consistencia:
“Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra.”
¡Sea, pues!
Juan A. Sánchez de León
¡Sea pues, Juan! Y si te parece bien, vamos a poner en antecedentes a nuestros oyentes, a nuestra familia en definitiva.
3I Atlas (C/2019 U3) es un presunto objeto interestelar, es decir, que no procede de nuestro sistema solar, igual que antes lo fueron ‘Oumuamua y Borisov. Fue detectado por el proyecto ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) y su trayectoria hiperbólica sugiere que viene del espacio interestelar.
Lo misterioso es que, tras su descubrimiento, la información oficial se volvió escasa o confusa, y algunos astrónomos dudan incluso de su naturaleza: si es un cometa desintegrado, un fragmento interestelar o algo diferente. Además, su brillo inusual y comportamiento irregular cerca del Sol han alimentado el misterio, justo ahora que alcanza su punto más cercano a nuestra estrella.
Quizá 3I Atlas no sea solo un cuerpo interestelar cruzando el firmamento, puede que sea un espejo que refleja el estado interior de la Humanidad. Tal vez no venga de fuera, sino de dentro; una proyección colectiva manifestada en el firmamento para mostrarnos algo que todavía no queremos ver.
Muchos sienten que detrás del silencio, de la falta de información y de las versiones confusas, hay fuerzas que intentan mantener el control del relato. No es nuevo: el “cabal” —llámese poder oculto, sistema, estructura— siempre ha procurado decidir qué puede saber el ser humano y qué no. Pero lo esencial no está en sus manos. Lo esencial es cómo cada uno reacciona ante ese velo: con miedo, con rabia o con conciencia.
Quizá el verdadero misterio de 3I Atlas no esté en su origen, sino en su reflejo. Porque cuando el poder proyecta una imagen al cielo, lo que realmente se activa es la resonancia interior de cada alma despierta. Y es ahí, en esa respuesta íntima, donde empieza a desmoronarse toda manipulación.
Si miramos dentro —más allá del relato, más allá del brillo exterior, como nos propone nuestro hermano Juan en su escrito— quizá descubramos que 3I Atlas no es un visitante desconocido, sino un símbolo del retorno de la mirada humana hacia su propio Sol interior.
Elsa y Javier
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