
«Yo y mi Padre/ Madre somos Uno.»
«Confía plenamente en Dios» es un mensaje navideño de Jesús a través de John Smallman que nos recuerda la Verdad eterna: sólo el Amor es real y todo lo demás es ilusión.
Confía plenamente en Dios
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Hoy es un día de una paz y un amor inmensos, porque el Amor de Dios —el Amor que es Dios— está fluyendo libre y abundantemente. En realidad, siempre fluye así, libremente, para llenar los corazones de quienes se abren a Él. Pero hoy, 25 de diciembre, es un día excepcional y trascendental, porque son muchos los que celebran el aniversario de mi nacimiento —aparentemente acontecido en estas fechas hace tantísimo tiempo— con una intención amorosa intensificada y profundamente sentida.
La comprensión de la VERDAD DIVINA —de que sólo DIOS, sólo el AMOR, es REAL— está aflorando con insistencia en el corazón de muchos de vosotros. Aunque hayáis profesado vuestra fe en esta verdad durante décadas, nunca antes la habíais sentido con tanta intensidad. Ese saber, ese conocimiento íntimo y consciente de esta verdad, os está colmando de alegría. Saberlo, realmente saberlo —no solo creerlo a ciegas— es un paso ENORME hacia vuestro despertar colectivo. Hoy es, sin duda, un día para celebrar con gozo, y muchos de vosotros lo estáis haciendo.
Gracias a todos por vuestro Amor, vuestra Fe y vuestra Confianza en la Madre/Padre/Dios. Puedo aseguraros que todo eso está siendo magnífica y maravillosamente amplificado a medida que retorna a vosotros en ese flujo continuo de Amor divino que es la VIDA. Y vosotros, por supuesto, ¡estáis eternamente vivos, plena y verdaderamente vivos! Deleitaos en la alegría que ahora sentís. ¡No es una ilusión, ES REAL!
Todos somos Uno, como bien sabéis, y por supuesto sólo existe el Amor, que sólo puede conocerse y experimentarse AHORA. El Ahora eterno es el momento eterno y siempre presente de la plena consciencia. No hay otro instante, ni existe siquiera la más mínima posibilidad de que lo haya. Cualquier percepción de estar experimentando algo que no sea Amor mientras vivís vuestras vidas humanas en la forma, es simplemente eso: una percepción. Irreal. Ilusoria. Sólo hay Amor. Por eso no puede haber —ni hay— pecado, ni maldad, ni indignidad, ni dolor, ni sufrimiento. Porque nada que no sea el Amor existe ni puede existir.
Sí, ya lo sé: desde vuestra experiencia humana eso no parece tener sentido, y mucho menos parecer cierto. ¡Pero lo es! No habrá más recuerdos infelices, tristes o temerosos. Todos despertaréis, y la irrealidad en la que habéis estado sumidos desde tiempos inmemoriales —el miedo, el sufrimiento, el dolor y la muerte— se disolverá por completo, porque nunca ha sido real.
Sólo existe la Vida: la consciencia eterna, plenamente consciente de la Unidad, de la Unión. Amor. Dios. No hay necesidad ni posibilidad de ninguna alternativa. Las alternativas son un constructo del mundo ilusorio de la forma, donde experimentáis la dualidad (arriba/abajo, izquierda/derecha, bien/mal, esto/aquello), como si esas limitaciones fueran inherentes a la vida humana. Pero no lo son. En la Realidad —que no conoce límites— no hay un esto o lo otro, sino un todo incluyente, un ambos. El Amor lo es Todo, y por tanto lo Abarca TODO. Fin de la historia. Y es precisamente de esa historia ficticia de la que estáis a punto de despertar.
Preparaos para este acontecimiento magnífico, brillante y hermoso simplemente SIENDO.
Ser es la totalidad de vuestra naturaleza, como lo es también la de Dios. El mero hecho de SER demuestra la aceptación total y sin condiciones de la Soberanía divina de todo lo que Dios crea. No hay diferenciaciones. No hay jerarquías. Y a medida que cada ser sintiente acepta la Verdad de la Realidad, cualquier necesidad aparente de división desaparece.
Cuando despiertes a la plena consciencia, cuando recuerdes la Verdad absoluta que cada ser sintiente afirma al despertar —es decir: «Yo y mi Padre/ Madre somos Uno»— ese estado de conocimiento de tu eterna y absoluta Unidad con Padre/Madre eliminará todas las supuestas necesidades que el estado humano, tan limitado y estrecho, parecía imponer. Volverás a saber lo que es ser Libre. Reconocerás tu verdadero estado de Ser, del cual nunca te has apartado ni siquiera por un instante.
Mientras te reservas cada día un instante de tranquilidad a solas, recuerda tu naturaleza eterna y verdadera diciendo: «Yo y mi Padre/Madre somos Uno». Esta simple frase es la Verdad absoluta de lo que eres y lo es inmutablemente. Como bien sabes, Dios no hace distinciones de ningún tipo, porque Todos somos Uno eternamente. Al pronunciar esa afirmación, no haces más que reconocer y aceptar conscientemente tu auténtica naturaleza divina, en perfecta Unidad con Dios, tu Fuente Eternamente Amorosa.
Sabed, pues, que esto es cierto y repetidlo con frecuencia. Que esas palabras disuelvan cualquier duda o sensación de indignidad que pueda surgir cuando vuestro ego os de motivos para pensar que no es verdad, al mismo tiempo que os ofrece su mejor arma: la irrealidad absoluta del MIEDO.
Por eso, CONFIAD en Dios completamente y rechazad de plano las ofertas irreales y temerosas del ego.
Vuestro hermano,
JESÚS
Canalizado por John Smallman
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