«La Fe es la creencia en algo que no puede verse, que no es tangible y que se convierte en certeza si se ejercita a diario.»

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Amados míos:

Yo Soy María y con alegría y fervor me presento ante ustedes para tratar un tema que me llena de inmensa satisfacción; estoy aquí para hablarles acerca de la Fe.

Cuando yo habité en el plano en el que se encuentran ustedes ahora, tuve que recurrir muchas veces a la Fe; pasé por momentos muy difíciles, me enfrenté a situaciones muy duras, las cuales hacían que me hundiera en mi condición humana. Sí, amados míos, yo fui tan humana como ustedes, y atravesar dicha experiencia no me resultó tan fácil como muchos piensan.

Yo era la madre de Jesús, pero eso no me eximía de experimentar dolor; todo lo contrario, tuve que plantarle cara al sufrimiento debido a la persecución, a las exigencias de los demás y a los muchos conflictos a los que estaba expuesta simplemente por estar ahí, en una dimensión en la que se encarna para recordar que todos venimos de la misma Fuente de Amor, que todos somos hijos del mismo Padre y para trascender heridas que nos impulsen a perfeccionarnos, haciéndonos más dignos de pertenecer a un linaje celestial que nada tiene que ver con lo que los ojos presencian a diario.

En los momentos más difíciles de mi vida tuve diversas sensaciones que hacían que me cuestionara muchas cosas; sentí frustración y miedo, no siempre entendía el propósito de mi Padre/Madre Dios para conmigo y los míos y, aunque fui una mujer extremadamente fuerte, también decaía porque tenía que recordar quién era yo y para qué había venido a este mundo. De manera que a lo que siempre apelaba en aquellos momentos para recobrar el valor, era a la FE.

¿Y qué es la Fe, amados? Pues la Fe es el conocimiento y la creencia de algo que no puede verse, que no es tangible y que se convierte en certeza si se ejercita a diario. Fe es ese pájaro que canta cuando todavía no ha amanecido, y Fe es la convicción de que algo ya está sucediendo aunque desconozcan por los caminos que transcurre y las formas que adoptará cuando se manifieste y puedan verlo con los ojos físicos. 

Es importante que sepan que esto no puede sostenerse de manera continua y lineal; la naturaleza, la vida humana y las emociones mismas tienen que mantener un equilibrio, por lo tanto habrá días y momentos en los que sientan que nada tiene sentido, que creer no vale la pena cuando no están viendo o tocando; sin embargo, deseo decirles que eso forma parte de acrecentar la Fe hasta que se convierta en un gigante; que, aunque haya dudas, la Fe reside interiormente y en lo más profundo del corazón y la certeza en que pasará lo que tanto añoran se dará en el momento perfecto y divino. Ese tiempo ya está marcado, así que es importante recordar esto que les digo, sobretodo en esos instantes de tanta desconfianza.

La fe es saber que, aunque todo lo tengan en contra, que, aunque no vislumbren la mínima posibilidad de un milagro, su Padre/Madre, en lo incognoscible, está actuando detrás del telón para que se manifieste en su vida lo que quizá en algún momento dudaron, pero que también sabían, en un lugar muy recóndito y poderoso de ustedes, que ya estaba hecho.

Así fue como, cuando estuve en la Tierra, fortalecí mi luz y mi confianza más de lo fuerte que ya era de por sí, porque la Fe se fijó en mi piel como lo haría un tatuaje. Dudé sí, pero de eso se trataba, de llegar a convertir la inseguridad en absoluta Certeza. 

Yo sé y confío en que cada uno de ustedes discernirá estas palabras, las integrará a su manera y se volverá un titán de Fe.

Recuerden que todos ustedes son grandiosos, son hijos y parte de una Gran Energía, su herencia es inmensa, no se conformen con menudencias porque todo, absolutamente todo, es posible para quienes tienen Fe, y más aún para quienes viven en la Certeza.

¡Y así es!

Me despido con dulzura. 

Yo Soy María, su madre del Cielo.

Canalizado por Catalina Franco

Canal Porto Ángel

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